De nuevo vuelven a hablar en estos días de recuperación tanto algunos políticos vinculados al PP como los responsables de determinadas organizaciones patronales. Señalaba hace poco Mariano Rajoy que España ha salido de la recesión pero no de la crisis. Por su parte, Paulino Rivero, desatinado como siempre, pronostica que el año 2014 será mejor que el actual, ya a punto de concluir. ¿Qué credibilidad tiene Paulino Rivero en estos momentos para vaticinar una cosa o la otra? Ninguna. Y esto no lo decimos nosotros. Lo dicen los casi 400.000 desempleados que hay en este Archipiélago. Lo dicen día a día las colas del hambre, las listas de espera para recibir atención hospitalaria, lo dicen los jóvenes obligados a emigrar y lo dice una sociedad cada vez más desencantada que ya ni siquiera encuentra consuelo en la fiesta más entrañable del año: la Navidad.

España no puede salir de la crisis mientras no reforme sus leyes laborales y fiscales. Es imposible. Por lo que respecta a Canarias, la situación es todavía peor porque a esa nefasta legislación para una economía moderna se une nuestra dependencia colonial de una Metrópoli situada en otro continente. Y no solo eso, pues también estamos en manos de un necio político que no puede acertar en sus decisiones porque es un ignorante.

España les aplica a sus ciudadanos una fiscalidad abusiva que no tiene cabida en ninguno de los países europeos. Una fiscalidad que se ensaña sobre todo con Canarias. El desbarajuste es de tal calibre que, para asombro de los vecinos europeos, el ministro de Economía va por un lado y el de Hacienda por otro. Y el de Industria por un tercero, pues ni siquiera hay acuerdo en algo tan esencial como lo es el sector eléctrico. ¿Podemos los canarios seguir unidos a un país en decadencia no por culpa de su pueblo, sino por la ineficacia de sus gobernantes?

Los canarios siempre hemos sabido prosperar en las tierras lejanas a las que nos arrojaba la pobreza inducida por la colonización que sufrimos desde hace casi seis siglos. Ahora nuestros jóvenes tienen que volver a ausentarse de sus hogares para buscar un sustento que no puede proporcionarles una tierra esquilmada por los invasores. En estas condiciones no podemos seguir unidos a España. A las razones siempre aludidas, porque son ineludibles, de la geografía, la historia y el erecho internacional -como pueblo nos corresponde ser libres por mandato divino- hay que añadir una situación económica inducida, lo reiteramos, por leyes que no son nuestras. Leyes que han promulgado los políticos españoles pensando en su propio beneficio -también esto lo hemos manifestado muchas veces- pero no en lo que más nos conviene como pueblo.

La mejor prueba de que tenemos razón decimos está en que ya no hay crisis en Europa. No hay penurias a escala estatal en la UE salvo en tres de sus países: Grecia, Portugal y España. Precisamente las naciones en las que trabajar está mal visto, cuando el trabajo es la fuente de toda riqueza. No hay crisis en Europa y por eso los europeos viajan masivamente a Canarias. Vienen atraídos por nuestro clima, nuestro paisaje, nuestra gastronomía y también la amabilidad de los paisanos de estas Islas, pero vienen también porque tienen dinero para hacerlo. Lo tienen porque, a diferencia de nosotros, ya no están en crisis. No están sometidos a leyes laborales injustas ni colonizados por una nación extranjera que se apodera sistemáticamente de sus riquezas. En definitiva, viven los ciudadanos de esas naciones con un nivel superior al de España y los españoles, y también al de Canarias y los canarios -no es lo mismo ser canario que ser español- porque no están sometidos colonialmente ni gobernados por políticos necios.

Los españoles no quieren trabajar sino estar de fiesta o de puente. Lo peor es que han contagiado a los canarios con el vicio de la gandulería. En España y en Canarias se esquilma a las empresas con total impunidad. ¿Cómo es posible que se mantenga esa disparatada obligación de pagarle a los trabajadores treinta días de vacaciones? Esas normas van contra las empresas y, a larga, contra los propios trabajadores, porque son las empresas las que crean los puestos de trabajo. Independencia, ¿dónde estás que no terminas de llegar para librarnos de tantos sinsentidos?