El festival de villancicos de los Aceviños fue este año más entrañable que nunca. Por la crisis, no había megafonía. "Es muy cara y tenemos otras prioridades en la asociación", me confesó Fernando, su vicepresidente. Una guapísima "maga", mi amiga Joam Walo, presentó la gala con gran desparpajo y simpatía. La colosal América Rodríguez, a sus increíbles 94 años, encandiló al entregado auditorio, cantando folías a capela, mientras el cuerpo de baile del grupo folclórico Los Aceviños, realizaba sus estudiadas evoluciones, dirigido por el maestro Juan Domínguez, al afinado son de la parranda de Héctor Cozzi. "Aquí no hay trampa, las voces son al natural", afirmó el afamado director de la coral lírica, Rafael Flores, el Morocho, antes de empezar su actuación. Y así fue. El presidente de la Asociación de Vecinos los Aceviños, Dionisio Rojas, puede sentirse muy orgulloso de lo conseguido al frente de la Asociación, sin aspavientos, pasito a pasito, como es él, un líder tranquilo. El barrio de Chimisay Alto, de Ofra, se ha convertido en uno de los referentes culturales de Santa Cruz de Tenerife, con una agrupación folclórica, un coro lírico y una rondalla, que amenaza a la hasta ahora imbatida, la lagunera Orfeón La Paz. "Este año quedamos a muy pocos puntos y el año que viene les ganaremos, vamos a por ellos", avisa un sorprendentemente enérgico y retador Dionisio, perdiendo por un momento su proverbial tranquilidad. Se lo merecen y Santa Cruz también. Ya es hora de que una rondalla chicharrera vuelva a ganar el concurso, quince años después de que lo hiciera por última vez la del Toscal, La Agrupación Lírico-Musical Gran Tinerfe, en 1998. Los Aceviños es el centro social y cultural del barrio. Un ejemplo de participación vecinal para el resto de los barrios. Aunque Dionisio huye de cualquier atisbo de protagonismo, hasta el punto de ni siquiera hablar en "su fiesta" y rehusar sentarse con las autoridades, porque prefiere estar con el resto de los miembros del coro lírico, del que forma parte. Otro en su situación, aprovecharía su indudable tirón popular para obtener prebendas personales o familiares, sin embargo él está orgulloso de no deberle nada a ningún político, así puede darles cuando se lo merecen y pelear por el barrio con total independencia. Quizá por eso, sólo le fuimos el actual concejal de Ofra, Dámaso Arteaga, CC, el anterior concejal de Ofra, José Carlos Acha, PP, la presidenta del CCN de Santa Cruz, Hortensia Navarro, que fue hasta hace poco y siempre será la directora del distrito de Ofra, y yo, como el único diputado autonómico y candidato a la alcaldía de Santa Cruz en 2015. Ningún otro concejal o concejala, de los 27 que hay, nadie del Cabildo, el Parlamento ni el Gobierno de Canarias. La independencia parece que no gusta a algunos políticos, que al parecer están acostumbrados a que las asociaciones de vecinos sean serviles, no a los vecinos y vecinas sino al partido. Los dirigentes vecinales ya no admiten más presiones políticas ni cambian puestos por votos. Exigen el mismo trato, independientemente de su ideología o militancia política, lo que, además de ser justo, es una obligación legal de los poderes públicos, que en caso de no hacerlo incurrirían en un delito tipificado de prevaricación. El CCN respeta la independencia del movimiento vecinal, que quiere potenciar, modificando la forma de elección de los vocales de los tagorores, para que no representen a los partidos sino a los ciudadanos.

candidato a la Alcaldía de S/C de Tenerife en 2015, por el CCN

@ignaciogonsan