Otro fin de año en Santa Cruz.. Hace un día soleado mientras me cuentan que llueve en Madrid, donde vivo. Y salgo a pasear por la ciudad que me vio nacer y crecer hasta que al terminar la guerra civil, que decimos ahora, me marché a estudiar a la Península, donde sigo.

Paso por el kiosco Numancia y sigo "25 de Julio" abajo, comenzando por observar la casa amarilla de la esquina con Numancia donde vivió Juanito Fernández Monge y de una de cuyas ventanas de arriba mi mujer vio, al llegar la República, como fuerzas llamadas "trabajadoras" tiraban todo un piano por la ventana, algo que nunca ha podido olvidar. Como tantas otras calles de mi pueblo, esta de "25 de julio" ha sufrido cambios en sus casas, y así aquella en la que, a la derecha según se baja, vivía mi tío Eloy y mi tía Manuela ya no existe y ha sido sustituida por una casa de pisos.

En realidad, mi tía Manuela era prima de mi madre y de ahí el parentesco, porque los Sansón Cabrera eran primos segundos nuestros. Así como la primera era aquella en la que vivían los Arroyo , la de los Sansón y la siguiente han siso sustituidas por nuevas construcciones, pero no así en las siguiente hasta la de la esquina con la Plaza de los Patos, que siguen siendo las casa de dos pisos en las que, por ejemplo, vivieron los Perera cuando volvieron de Cuba en los primeros 30, y los Ravina de don Juan P.. Ravina, para distinguirlo el otro Ravina de abajo en la calle de La Marina, una de cuyas hijas casó con Nano, el hijo mayor de don Maximiliano Díaz y hermano de mi gran amigo Carlos Díaz Navarro. Y en la casa anterior a la que hace esquina con la Plaza de los Patos es donde, según mi mujer, nació su padre, casa en la hay hoy una peluquería, algo que me parece no cuaja con el carácter residencial de la calle.

Este margen izquierdo de la calle conserva en su mayoría casas de las de antes, las que uno vio desde que nació o poco menos, mientras que el otro lado de la calle, la de los pares, solo conserva como casas antiguas la de la esquina con Numancia, la de los Castelo en la esquina con La Plaza de los Patos, la inmediata a esta y ya arriba una en muy mal estado de conservación y al parecer deshabitada desde hace tiempo.

La Plaza de los Patos sigue teniendo la importancia de siempre y conserva muy bien cuidada su estructura primitiva, con sus seis entradas o accesos de los que ahora solo dos son validos, los que conducen a ella desde la calle "25 de Julio".

La práctica inexistencia de coches cuando se construyó la plaza y muchos años después cuando la conocí y frecuenté, hacía que se accediese a ella desde las calles Viera y Clavijo (dos), General O’Donnell, 25 de Julio (2), Costa y Grijalba, es decir, un total de seis accesos reducidos a solo dos pasos de cebra con "25 Julio".

El estanque central adornado en sus perímetro por una serie de ranas que imagino que seguirán arrojando agua al estanque con su pato central que supongo vestigio de otros muchos que dieron nombre al lugar, goza de un entorno magnífico, empezando por el espacio entre Viera y Clavijo y General O’Donnell que ocupaba desde siempre la Iglesia Protestante, que ha dejado de serlo para incorporarse a la versión católica del cristianismo, siguiendo por el magnífico paseo de "25 de Julio" para pasar por la Clínica de don Juan Rodríguez López (cuyo hijo Juan fue compañero mío en el Paedagogium Teneriffa), clínica entre la continuación de Viera y Clavijo y el inicio de Costa y Grijalba, para acceder luego a la Casa de Correos, de nuevo "25 de Julio" y rematar con Viera y Clavijo de nuevo con el gran chalet de Marti Dehesa ocupado cuando esto de las comunidades autónomas, por el llamado Gobierno de Canarias, la verdad que nunca me he enterado bien para qué demonios.

Dentro del barrio de los Hoteles, el tramo de Viera y Clavijo entre la Plaza de los Patos y La Estatua, es, a mi parecer, uno de los sitios mas entrañables de Santa Cruz, conservando casi totalmente la estructura de cuando yo nací o al menos, la que yo recuerdo... Hasta la calle Jesús y María y por la acera de los pares, una serie de viviendas de dos plantas con jardines que las aíslan de la calle, mientras que por la izquierda, solo la Clínica de don Juan Rodríguez y la casa de la esquina con Jesús y María, cuyos propietarios siempre fueron para mi una especie de misterio. Y pasada ésta, por la izquierda la casa del los Trujillo y los Gorostiza para seguir por aquella casa de madera del Comandante Bel de la Prada. ya inexistente y ahora y desde hace muchos años con un hotel, mientras que por la derecha solo el edificio de la Clínica Zerolo con acceso solo por Jesús y María, edificio tampoco existente en la actualidad.. Un rincón realmente entrañable.

El comienzo de Costa y Grijalba también guarda innumerables recuerdos para mi, desde que a eso de los 9 o 10 años a alguien se le ocurrió que yo debía aprender a tocar la guitarra, para lo cual teníamos un maestro dispuesto a enseñarnos como fue el abuelo de los Gorostiza, el padre de Lolita Trujillo que, aparte de profesora de canto y estupenda persona, se casó con Don Leopoldo Gorostiza, militar, creo que artillero, que, como tantos, se retiró con la Ley de Azaña de la República.

Y por las tarde en el verano, me iba yo con ni guitarra desde mi casa de Lucas Fernández.. Navarro a través de la Rambla y Costa y Grijalba, a Jesús y María y por ella arriba hasta la esquina con Viera y Clavijo donde los Gorostiza, a mis clases de guitarra, de la que nunca llegué a tocar ni medianamente, no así como mis hermanos pequeños, pequeños entonces, claro, que ambos son grandes aficionados a la música, sobre todo a la clásica, camino por el que el Señor no se ha dignado acompañarme.

La calle Costa y Grijlba fue sin duda la segunda mas frecuentada por mí después de la de La Rambla. El tramo horizontal entre la Plaza de los Patos y Jesús y María lo formaban realmente dos casas, con independencia de la Clínica en el lado de los Paes, que era la única edificación, ya que después y hasta la esquina no había nada sino el terreno.