Días atrás he recibido un correo electrónico de un amigo cuya esencia no me resisto a transcribir. "Lo peor de este país -me comenta- es que se ha podrido su raíz; es decir, su sociedad. La gente camina sin un mínimo de espíritu crítico, sin educación básica, sin conocimiento de su historia. ejar la educación en manos de las autonomías ha sido una de tantas decisiones nefastas tomadas por quienes no ven más allá de sus narices. Unos pocos ignorantes han sido capaces de destrozar a toda una sociedad. Tampoco existe una ética de fondo y a nadie le interesa que la adquiramos desde pequeñitos. No veo capacidad de reacción porque si saliesen brotes sanos, todo lo que los rodea les impediría crecer. Así las cosas, no hay más remedio que convertirnos, como tú, en voces solitarias que claman en el desierto. Y a ellos -supongo que se refiere a los políticos; a quién si no- estas voces les importan un bledo. Casi les gusta porque pueden presumir de que vivimos en una democracia (¡manda cojones!) si permiten que existan".

No cito el nombre de este amigo, con quien muchas veces discutí cuando lo tenía por jefe, porque a él nunca le han gustado los protagonismos comprometedores. Actitud por la que no lo culpo. Enemistarse con la gente no arregla nada. Buscarse enemigos sólo sirve para que a uno le pongan más piedras en el camino. En lo personal, acabo de enterarme de una más como prolegómeno del día de los Reyes Magos que celebramos hoy. Ahora, por fin, esas cosas ya me dan igual. Únicamente siento pena por los infelices que siguen peleándose a picotazos, como las aves de esa bella fábula de Richard Bach titulada "Juan Salvador Gaviota", por la cabeza podrida de un pez.

esgraciadamente continúan siendo muchas las cosas dignas de figurar entre lo peor de un país caracterizado por la envidia. Un país de gente noble que ha sido sistemáticamente envilecida por sus gobernantes desde épocas inmemoriales. ¿Cuál fue el premio que tuvo el pueblo de Madrid, por ejemplo, por echarse a la calle un dos de mayo y ser masivamente fusilado por esos paladines de la cultura europea que son los gabachos un día después en La Moncloa? El retorno del que ha pasado a la historia como el más vil de sus reyes; un deleznable Fernando VII. Y ese es sólo un caso entre miles. El propio Colón regresó encadenado de su cuarto viaje a América.

Nadie nace en posesión de una educación refinada. Llegamos a este mundo absolutamente analfabetos. Somos una hoja en blanco que se puede rellenar con cualquier contenido. ¿Quién o quiénes le han enseñado a este país que no importa quedarse ciego si con ello conseguimos dejar tuerto al vecino? ¿Quién o quiénes usan el odio como eficaz herramienta para conseguir sus fines, aun a costa de destruir una convivencia siempre muy difícil de construir?

Acabar con estas lacras es el mejor regalo que puede recibir cualquiera este día. Y podemos hacerlo. Créanme que sí. Es suficiente con decidirse a hacerlo.

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