Iniciamos este comentario con la misma pregunta que nos hacíamos ayer: ¿a qué coño fue Paulino Rivero a Madrid? No vemos razón alguna para este viaje, salvo gastar dinero de los contribuyentes. El presidente del Gobierno autonómico es experto en dilapidar fondos públicos. Ya que hablamos de dinero, sigue sin averiguarse qué hay en México, si es que hay algo, y de dónde ha salido el capital para su palacete en El Sauzal. ¿Lo han ganado él y su esposa con sus sueldos por ejercer un cargo público remunerado? Si tanta transparencia se exige a otras instituciones -y nos parece bien que así sea-, ¿por qué no se le requiere a esta pareja que aclare sus finanzas? No sabemos si existe algo en México, aunque insistimos en la necesidad de averiguarlo, pero es evidente que sí hay una mansión en El Sauzal, por mucho que un periódico servil con el presidente regional lo negase en su momento.

¿A qué fue Paulino Rivero a Madrid? ¿A pedirle clemencia a Rajoy? ¿A arrodillarse ante el presidente del país que saquea nuestros recursos? Pedir la independencia de su tierra desde luego fue algo que no hizo, pese a que eso es lo que le correspondería si fuese un nacionalista auténtico. ¿Por qué tiene que postrarse un canario ante un peninsular, por muy presidente que sea del Gobierno de España? Eso solo lo hace un canario falso políticamente, como lo es Paulino Rivero, pero nunca lo haría un patriota. ¿Por qué tenemos que pedirle permiso a España, aunque sea a través de la mediación de un necio político, para hacer lo que más conviene a nuestros intereses? ¿Por qué una nación europea gobierna sobre Canarias de forma impositiva y cruel? ¿Es que cien años de resistencia del pueblo guanche en una lucha desigual contra los invasores no cuentan para nada?

La visita de Paulino Rivero a Madrid para entrevistarse con Mariano Rajoy ha sido humillante. El presidente autonómico ha dejado al pueblo canario por los suelos no solo ante Rajoy y su Gobierno, sino también ante todos los españoles. Ha confirmado que Canarias es una nación sometida. ¿Cuándo dirá claramente en Madrid un político de Coalición Canaria que estas Islas no son de España ni forman parte del territorio español? ¿Cuándo aprovechará cualquiera de ellos una audiencia del presidente del Gobierno de España o inclusive del Monarca -con quien también se entrevistará Rivero de forma inminente- para manifestar que este Archipiélago debe ser descolonizado porque un mandato de la ONU así lo exige?

La situación colonial de Canarias tiene que acabar. No podemos esperar ni a febrero, ni a marzo, ni a ningún otro mes. Hay que plantear ya ante los gobernantes españoles que el sometimiento no se puede prolongar durante más tiempo. Los canarios que siguen bajo la influencia de la narcosis inducida por los españoles deben despertar de su sopor; deben dejar a un lado su secular aplatanamiento y comprender que como ciudadanos de una nación soberana vivirán igual que lo hacen los habitantes de los países más prósperos del mundo. Si hay hambre en nuestras Islas, si hay emigración, si hay listas de espera en la sanidad es por culpa de la incapacidad política de Rivero y sus compinches para gobernar, pero también porque estamos colonizados; porque una nación europea rapiña nuestra riqueza con sus oficinas de Hacienda. El día que tengamos libertad nos sentiremos orgullosos de ser canarios y no españoles.

También hoy queremos hablar de la Justicia a la vista de los acontecimientos que tenemos por delante. La Justicia tiene que enmendarse tanto en España como en Canarias. Respetamos a la Justicia como nadie la respeta, pese a haber sido golpeados por algunas sentencias dictadas por determinadas magistradas. Nos queda todavía mucho que contar para que sepan nuestros lectores hasta qué punto ha llegado la injusticia de la Justicia dictada por algunas juezas presuntamente prevaricadoras. Nos duele la Justicia no por haber sido víctimas de sus resoluciones, sino por la situación en la que se encuentra. El órgano de gobierno de los jueces no puede consentir que algunas ovejas negras sigan dictando sentencias políticas y a todas luces injustas.

Un último apunte para acabar. Ayer las cumbres de Tenerife amanecieron de nuevo nevadas. Año de nieves, año de bienes, dice el refrán. Nos felicitamos por vivir en una de las dos únicas islas de Canarias -La Palma es la otra- que cuentan con auténticas cumbres, y no con montes raquíticos ralamente poblados de pinos medio secos, aunque en la tercera isla sigue habiendo atrevidos que quieren competir con la más grande, bella, poblada y rica de este Archipiélago.