Mañana será el día. añana, a la una de la tarde, José Rodríguez, editor y director de EL DÍA, tendrá que comparecer en un juzgado de Santa Cruz en calidad de reo para ser juzgado por la denuncia que ha interpuesto contra él una magistrada. No es una jueza cualquiera. Es la magistrada-juez que, sin vestir la toga -es decir, fuera de un juzgado- acusó al editor de este periódico de presunto racista y xenófobo. Y tampoco actuó esta magistrada de cualquier forma, pues sus acusaciones las recogió en su primera página un diario de Las Palmas. Es decir, José Rodríguez fue tachado de presunto delincuente públicamente y con publicidad.

No ha sido la única vez que esta magistrada ha actuado de manera incorrecta, a nuestro entender, contra esta Casa. ás bien cabría decir de manera injusta, pero preferimos que la moderación sea la tónica de cuanto vamos a escribir en este editorial, pues no es nuestra intención encrespar los ánimos. En cualquier caso, ese comportamiento poco profesional de quien está obligada a ejercer la justicia con una venda en los ojos, es decir, con absoluta imparcialidad, le impedía permanecer impasible al editor de EL DÍA. Por eso interpuso una denuncia contra esta jueza, actualmente pendiente de ser admitida a trámite por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. Ya veremos en qué acaba todo esto.

Confiamos en la Justicia. No nos cansamos de decirlo. Pero esa confianza conlleva que se dicten sentencias justas contra nosotros. Sentencias que no estén afectadas por intereses políticos ni de ningún otro tipo. ¿O es que cometemos un delito por defender la libertad del pueblo canario? El auténtico crimen lo están perpetrando quienes mantienen a una nación esclavizada desde hace casi 600 años, no quienes denuncian esta infamia. Sabemos que el Gobierno español intenta acallar el creciente clamor del pueblo canario. No le conviene que se oigan en Europa ni el resto del mundo las voces que piden el fin de una explotación colonial. Es, como decimos, un crimen que en estas Islas, antes Afortunadas, haya colas de hambre, y listas de espera sanitaria en las que se muere la gente antes de que les llegue la hora de ser atendidas, y casi 400.000 personas sin trabajo, y un número incalculable de jóvenes obligados a emigrar porque no encuentran trabajo acorde con una formación que tanto dinero les ha costado a sus padres y tantos esfuerzos les ha supuesto a ellos mismos. Es un crimen de lesa humanidad que muchos canarios hayan perdido sus casas al no poder pagar la hipoteca, mientras Rivero y su esposa viven en una mansión como si fuesen virreyes, que es lo que realmente piensan que son.

¿Perseguirán algún día los jueces y los fiscales a quienes han arruinado a este Archipiélago, en vez de a quien, desde la incorruptible tribuna que son las páginas de EL DÍA, defiende sin fisuras los derechos del pueblo canario? ¿Sentarán algún día en el banquillo a Rivero y a sus secuaces políticos para pedirles cuentas por lo que están haciendo? Esa sería una forma justa de actuar. Necesitamos unos tribunales que estén en manos de jueces con la obligación de aplicar leyes promulgadas en Canarias, por parlamentarios canarios y pensando en los canarios, en vez de las leyes que nos imponen desde adrid; desde una capital que no es nuestra capital, sino la sede del Gobierno y de las principales instituciones de una etrópoli que exprime la finca canaria como un limón. Y como un limón estrujado seremos arrojados al cubo de la basura cuando ya no puedan sacar ni una gota más de la riqueza acumulada por los isleños con el sudor de su frente.

¿Somos reos de la Justicia por denunciar estas tropelías? ¿Sobre quiénes debe caer el peso de la ley? ¿Sobre los que abusan del aplatanamiento del pueblo canario o sobre quienes queremos que nuestros compatriotas disfruten de la misma libertad, identidad y dignidad que poseen los habitantes de cualquier país civilizado? Nada podemos esperar de la hez del periodismo. Los godos, y hablamos de godos y no de peninsulares a quienes respetamos, son así; poco podemos esperar de quienes siempre nos han despreciado. Por lo tanto, contamos con que nos sigan atacando los cuatro godos de la prensa y sus comparsas, incluido entre ellos un chulón capicúa convenientemente comprado por el poder regional. Contamos con la enfurecida envidia de los rencorosos de toda la vida; con las diatribas de quienes no admiten que EL DÍA haya conseguido ser el periódico más leído de Canarias debido a la honestidad que siempre ha tenido con sus lectores. Todo eso lo admitimos, aunque no debiera ser así, porque sabemos que los enemigos de la libertad de Canarias no se rendirán hasta el último momento. Lo que no entendemos, ni tampoco podemos admitir, es que desde una institución tan respetable como lo es la Justicia se nos trate de forma injusta.

¿Cómo es posible que una jueza, a instancias de una señora que ocupa un cargo público, dictase contra nosotros una sentencia casi sin dar tiempo a que concluyera el juicio, cuando todos conocemos las muchas dilaciones de la Justicia tanto en España como en Canarias? Es nuestro deseo que tales hechos no se repitan en el futuro, pero no estamos seguros de que finalmente sea eso lo que ocurra.

En el plano de la actividad política, esta semana Paulino Rivero ha visitado a ariano Rajoy en el Palacio de la oncloa. ¿A qué fue este mago político a adrid?, nos hemos preguntado en pasados comentarios y volvemos a hacerlo en este editorial. ¿Qué beneficios le ha aportado a los canarios el gasto que supone el desplazamiento de un presidente autonómico a la capital de la etrópoli? Ninguno, porque hablar del futuro REF no sirve absolutamente para nada. No necesitamos que España nos siga haciendo concesiones con cuentagotas. No necesitamos migajas de nuestros carceleros. Lo que necesitamos es la libertad que perdimos hace 600 años. Necesitamos la independencia para constituirnos en una nación soberana con su Estado. Que se quede España con su REF y sus transferencias autonómicas y que nos deje a nosotros nuestros recursos y la capacidad para disponer de ellos. Con eso tenemos suficiente no solo para salir adelante sino también, no nos cansamos de repetirlo, para vivir como los ciudadanos de los países más ricos del planeta.

Unos recursos que seguimos sin controlar porque los rapiña la Hacienda española. Ni siquiera de la posible existencia de hidrocarburos en nuestras aguas vamos a obtener un beneficio apreciable. En primer lugar, porque no son nuestras aguas. Da igual que Zapatero timase a Rivero como el indígena colonizado que es, y que luego el presidente regional pensase que podía engañar al editor de EL DÍA con este mismo camelo. Como José Rodríguez se negó a mentirle al pueblo canario, este necio político que tenemos como presidente autonómico juró venganza eterna contra él. Desde entonces, además de privarnos de una emisora de radio, no salimos de los juzgados.

Prueba de lo que decimos es que el Gobierno español ha autorizado los sondeos sin contar con Rivero y su Gobierno de mariachis políticos. Sí ha contado con algunos empresarios de las Islas, que están dispuestos a participar en los posibles beneficios de los sondeos porque todavía no se ha demostrado que exista petróleo. Sin embargo, no olvidemos que esas aguas son de arruecos porque están en su Zona Económica Exclusiva. Serían de Canarias si fuésemos una nación soberana. Pero no lo somos porque el pueblo sigue narcotizado sin un nacionalismo auténtico, como lo son el catalán y el vasco entre otros, que lo despierte.