No mantenemos una lucha personal contra el presidente del Gobierno de Canarias. Paulino Rivero ha perjudicado mucho a esta Casa. Y lo ha hecho, eso es lo peor, por venganza contra el editor de EL DÍA. Quiso en su momento este necio político -lo hemos dicho muchas veces- que José Rodríguez secundara su engaño al pueblo canario. Timo al que, lógicamente, se negó el director de este periódico. Desde entonces todo son denuncias, retirada de publicidad oficial y chismes en algunos panfletos digitales a manos de periodistas absolutamente fracasados. Hemos sabido que una de estas últimas diatribas es obra de un individuo que se inventaba muertos en las noticias de sucesos cuando trabajaba en un periódico de menor tirada que EL DÍA. Antes había sido despedido por inútil de otro diario. Su publicación digital es tan insignificante, que ni siquiera Rivero y sus compinches políticos hacen uso de ella en sus ataques contra nosotros. Sin embargo, este personaje quiere acumular méritos con la esperanza de que le echen unas migajas.

El editor y director de EL DÍA no necesita que nadie le diga quién es quién en estas Islas. Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Cada uno es libre de publicar lo que le apetezca y hacer el ridículo. Allá él. Lo gracioso es que pretendan algunos darle consejos a quien ha constituido el único grupo completo de comunicación que existe en Canarias.

Canarias es nuestra obsesión. Lo único que nos quita el sueño es lo mal que lo están pasando muchos canarios por culpa del colonialismo español y por la ignorancia política de quien preside el Gobierno autonómico. Ya solo la denominación de Gobierno autonómico nos revuelve el estómago, pues la autonomía -no nos cansaremos de denunciarlo- es una mascarada de los políticos españoles para ocultar nuestra vil condición colonial. Lo peor no es que Paulino Rivero nos perjudique a nosotros. Lo grave es que está arruinando al Archipiélago, tal vez ya sin posibilidades de recuperación. Coalición Canaria tiene que cargarse, políticamente hablando, a Rivero, a su esposa y a todos sus acólitos. CC no puede presentar una lista electoral, ni siquiera para el municipio más humilde del Archipiélago, en la que aparezca este hombre. Si Coalición Canaria no se quita de encima a Paulino Rivero, desaparecerá en un plis plas. o tendrá ni un voto, salvo los de quienes están en el gobierno, sus familiares y dos o tres secuaces políticos que viven a la sombra del tinglado que han montado los falsos nacionalistas para vivir bien ellos sin que les importen las penalidades del pueblo.

Paulino Rivero es una calamidad política. Una maldición política. Un necio político, que es el adjetivo más adecuado para él, políticamente hablando. ¿De qué le sirve a Canarias tener un presidente como este? ¿Qué beneficio le ha proporcionado a estas Islas? ¿Por qué no se emplea lo que gasta en coches oficiales, en helicópteros y en inútiles viajes a Madrid en saciar el hambre de tantos isleños? Paulino Rivero no solo es una calamidad política sino también una perversidad para Canarias, por mucho que sus culichiches digan ahora que va a pisar el acelerador antes de las elecciones europeas. ¿Pisar el acelerador para qué? ¿Para hundirnos más en el pozo negro? Si es que no acierta porque no sabe. Rivero es, dicho limpia y objetivamente, sin odio y sin rencor, la gran desgracia de Coalición Canaria. Quítenselo pronto de encima porque el desprestigio, el descrédito, será total.

El hecho de que Paulino Rivero sea presidente es una inmoralidad política, pese a estar respaldado por una ley electoral, ya que no fue él, sino un político con más altura que él como lo es José Manuel Soria, quien ganó las elecciones. Para mayor desgracia, tenemos una Ley electoral que permite que gobierne una inutilidad política. El pacto entre la facción de CC que está con Paulino (CC-Rivero) y el PSOE es nefastísimo para estas Islas.

José Manuel Soria acaba de dar una buena noticia -lo que no hará Paulino Rivero en su vida- como lo es que dentro de poco no será necesario presentar el certificado de residencia en los puertos y aeropuertos para viajar con los descuentos que les corresponden a los canarios. La mera existencia de ese trato diferenciado entre canarios y peninsulares demuestra que no somos españoles. Lo propio sería disponer de nuestros recursos y subvencionarnos nosotros mismos, sin depender de las "bondades" del Gobierno de la Metrópoli. o podemos ser parte de España porque estamos alejados de la Península ibérica, de la misma forma que los departamentos franceses de ultramar no son franceses. Son caribeños o del Pacífico, pero no europeos. ¿Qué disparate es este?