Dice la promesa, en mi artículo anterior, de contarle al joven David Baute y a sus amigos algo de la labor cultural desarrollada en nuestro pueblo con las llamadas Jornadas Culturales del Archipiélago. Este era su verdadero nombre. Cité a algunos oradores canarios en mi trabajo anterior, pero no dije que cada día -fueron cuatro los que se emplearon en el Castilo de San Miguel en 1971-, además del orador, intervenían otras personas con misión diferente, aunque siempre dentro del mundo de la cultura. Voy con esos nombres:

Enrique Lite nos ofreció una bella exposición de pintura. Lite, ya lejos de nosotros, era entonces una figura máxima en el mundillo pictórico en la provincia. Intervino el día siguiente el Grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de La Orotava. Se proyectaron diapositivas del Archipiélago y, finalmente, el presentador de televisión y rapsoda Paco Álvarez Galván dio un recital poético de primera magnitud. Fueron, ya digo, las primeras jornadas y no habíamos ampliado horizontes todavía. Eso vino luego, pero ya en otro escenario.

Uno de los días, no recuerdo cuál, falleció en Santa Cruz la actriz Marisol Marín y le rendimos, ese mismo día, un homenaje a su memoria aprovechando que un grupo teatral de Icod, que dirigía Eduardo Moas, iba a representar la obra de Jean Genet "Alta vigilancia". Me correspondió la misión de leer unas cuartillas en recuerdo de la célebre actriz fallecida y lo hice pasando un mal rato. No era una situación grata, la verdad. Tengo que decir que, durante la representación, se escucharon unos fuertes golpes en la puerta del Castillo. Eran toques de la Guardía Civil, que se acercaba a suspender la representación porque había oído comentar que se trataba de una obra sumamente inmoral. Tuvo que dar la cara el alcalde para tranquilizar a don Manuel, comandante del puesto local, aclarándole que no había problemas y que la función continuaría. Hoy, pasados tantos años, puedo decir que la obra, en efecto, era un tanto atrevida; sobre todo para aquella época, en la que el autor, con su obra "Las criadas", había causado cierto revuelo en Madrid por los mismos días.

Después pasaron las Jornadas al convento franciscano o Casa de la Cultura. (La más hermosa de España, según don Enrique Azcoaga, entonces presidente de los críticos de arte en la nación y a quien habíamos invitado a participar en otro momento).

Veo, en sitio preferente de mi libro, una fotografía en la que aparece el Rey entregando a Lorenzo Dorta, junto al ministro de Cultura Ricardo de la Cierva, la Medalla de Oro de las Bellas Artes, que Garachico había ganado precisamente por su extraordinaria labor cultural. Esto ocurría el 7 de marzo de 1980. Pero yo hablaba de las Jornadas y quiero ahora recordarles los nombres de algunos actores y actrices que nos visitaron y nos ofrecieron su arte. La lista es larga. Y brillante: Carlos Lemos, Mary Paz Ballesteros, Juan Diego, Enrique Guitart, María José Prendes, Andrés Mejuto, José María Escuer, Inma de Santis, África Prat, Mary Paz Pondal, Julita Martínez, Teófilo Calle y algunos otros que ahora se me escapan. Pero aún persisten, acomodados en mi mente, entre las obras representadas, estos títulos : "El alcalde de Zalamea", " Los acreedores", " Las manos de Eurídice", "Los tres etcéteras de don Simón", "El baile", "Prohibido suicidarse en primavera", " La zapatera prodigiosa", "Gracias, abuela", "La Malquerida", "Nosotros, ellas y el duende","Milagro en el mercado viejo", "Herodoto, qué amigo fantástico"," La mecedora", "El cepillo de dientes"...

Otro día seguiré, David, para citarte más obras teatrales representadas y hablar también de música, escultura, política, pintura, poesía... ¡qué sé yo! Nuestras Jornadas Culturales dan para mucho. No hemos hecho sino empezar. Y estas cosas hay que contarlas si no queremos que el tiempo se las lleve consigo. La memoria es flaca y lo escrito, sin embargo, escrito queda. Espero que no te canses.