En uropa no hay crisis. La hubo cuando estalló la burbuja inmobiliaria al otro lado del Atlántico y se produjo un maremoto en el sector financiero, aunque ni de lejos se aproximó a la hecatombe española. n los países europeos -en los países desarrollados en general- la crisis llegó, estuvo un rato y se marchó. Aquí ha venido para instalarse durante mucho tiempo. ¿Cuánto? ¿Y quién lo sabe? Lo imprudente es seguir mintiéndonos a nosotros mismos. Siempre se ha dicho que el engaño personal es el más pernicioso de todos. Porque no hemos salido de la crisis. Hay rebotes, sí; hay descensos estacionales del desempleo, sí; hay sensibles disminuciones en el número de parados dentro de eso que los políticos llaman evolución interanual. Todo ello es verdad. Lo es porque los números se pueden manipular para que reflejen lo que mejor le conviene a cada cual. Pero estamos hablando de la mala estadística. La de Paco Póker cuando decía que la esa disciplina consiste en que si tú te comes un pollo y yo me quedo en ayunas, los dos nos hemos tragado medio pollo. Ya sé que las matemáticas -las ciencias en general- nunca han estado de moda en un país que presume a menudo de ignorancia en asuntos técnicos, aunque una cosa es fanfarronear de analfabetismo numérico y conseguir, encima, que nos rían la gracia, y otra darle patadas a la inteligencia del prójimo como si todos hubiésemos nacido cretinos y practicásemos un poco cada día para mejorar nuestro nivel de imbecilidad.

¿Cómo pueden hablar Rivero y Rajoy de mejores perspectivas cuando la Seguridad Social ha perdido otros 6.512 afiliados en enero? sa es la cifra correspondiente a Canarias; en toda spaña son 184.031 cotizantes menos. Trabajadores y profesiones que, tragedias personales al margen, dejan de aportar dinero para pasar a percibir la correspondiente ayuda... mientras dure, claro, porque en estas Islas la mitad de los parados no percibe ya ninguna prestación.

Lo peor no es esto. Lo peor es que el señor Montoro y la señora Báñez posiblemente le den una vuelta de tuerca más a lo que cotizan los que todavía trabajan y a los empresarios que aguantan a duras penas -la mayoría de ellos ya han liquidado sus ahorros y ahora se están endeudando- para mantener el tinglado de más de 8.000 ayuntamientos, 17 comunidades autónomas -con sus correspondientes parlamentos, policías, televisiones vernáculas, oficinas o embajadas en el exterior, defensores del pueblo y mamandurria generalizada- que suponen un derroche sobrecogedor no sólo en cuanto a número de políticos sino a los sueldos que perciben. Y encima habla Rajoy de bajar los impuestos en 2015. ¿Cinismo sublime o vulgar tomadura de pelo?

n 2015 ya será tarde para las empresas que han cerrado y para los autónomos que han preferido quedarse en su casa -o pasar a la economía sumergida- porque no pueden pagar unas cuotas que les suben cada año con incrementos también superiores a los que les aplicaron doce meses atrás. Pocos en el PP -speranza Aguirre es una de las excepciones- se atreven a denunciar que esta laminadora política fiscal nos está arruinando como país. n 2015 no. Los impuestos había que bajarlos en 2012 para que ahora, en 2014, el erario estuviese recaudando más por una mayor actividad tanto empresarial como individual. n 2015, incluso en el improbable caso de que Rajoy esta vez cumpla lo prometido, no servirá de nada ese alivio en la presión fiscal.

rpeyt@yahoo.es