No pasa un solo día sin que tengamos un ejemplo de hasta qué punto sufre Canarias los efectos del sometimiento colonial. Ayer publicábamos en primera página la noticia de que el Estado español irá contra la ley turística canaria. El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, anunció el pasado fin de semana en Las Palmas que el Gobierno central presentará un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de renovación y modernización turística de Canarias ya que, a su entender, parece que vulnera claramente uno de los preceptos básicos de actuación en la economía europea, española y canaria.

¿Por qué nos tiene

que afectar la legislación europea si vivimos en un Archipiélago situado a escasos cien kilómetros de la costa africana pero nada menos que a 1.400 kilómetros de las peninsulares? Peor aún, ¿por qué tenemos que seguir vinculados a la legislación española si Canarias no es España sino una posesión española incorporada en su día a la Corona de Castilla por la fuerza de las armas, tras una conquista genocida que se prolongó a lo largo de casi un siglo? Aún más: ¿por qué tenemos que soportar a un Gobierno regional presidido por un necio y traidor político que sigue dedicado a sus majaderías en vez de exigir que se ponga en marcha, sin demoras de ningún tipo, un proceso de independencia?

y sus compinches son el cáncer de Canarias. La única solución es extirpar, políticamente hablando, este tumor maligno. Hay que obligarlos a dimitir y a que se exilien porque no pueden vivir entre nosotros quienes tanto daño nos han hecho y nos siguen causando. La acción de esta caterva política es casi tan perjudicial como el despiadado colonialismo al que nos somete España. ¿Cómo es posible que esta calamidad política esté gobernando un país con la importancia que tiene Canarias? Un archipiélago en el que viven dos millones de personas y que es mayor tanto en superficie como en población a otras muchas naciones independientes. Malta, por ejemplo, solo tiene una extensión similar a La Gomera y 400.000 habitantes; una quinta parte de los que hay en Canarias. ¿Cómo es posible que el pueblo canario todavía no le haya apedreado a Paulino Rivero -nos expresamos en términos metafóricos- el coche, el helicóptero y hasta la mansión en la que vive confortablemente mientras miles de isleños pasan hambre? ¿Cómo es posible que este hombre siga disfrutando de los bienes del paraíso canario a pesar de la miseria que les ha aportado a estas islas convertidas en desgraciadas por su culpa y la de sus acólitos? ¿Quién puñetas es el carajo este para seguir presidiendo el Gobierno autonómico? Y pedimos disculpas a nuestros lectores sensibles, que son todos, por expresar la indignación que nos produce la indignación ajena, del pueblo, y extraña, que no aguanta más la frescura de la pareja y de los miembros de CC, los que son falsos nacionalistas, que la soportan y mantienen. El partido se está suicidando. Las alimañas se pasean riéndose por las Islas y viven muy lujosamente en mansiones palacetes. ¡i en tiempos medievales y de la peste negra!

La gran preocupación de Rivero no son las colas del hambre, ni las listas de espera sanitarias, ni el desempleo, ni la falta de oportunidades para miles de jóvenes obligados a emigrar como lo hicieron sus abuelos y en mayor medida sus bisabuelos. Lo que le preocupa a este tirano político es salir bien en la Televisión Canaria y ser tratado con esmero en los dos periódicos que subvenciona con el dinero procedente de los impuestos. Es decir, con dinero que también pagamos en esta Casa pese a la persecución que sufrimos porque Rivero, incapaz de doblegar el firme propósito del editor de EL DÍA de defender los derechos de los canarios, se ha propuesto acabar con José Rodríguez a cualquier precio. Para ello emplea todas las tretas posibles y, de paso, acude a los juzgados. La primera demanda que presentó contra nosotros, en la que nos exigía 240.000 euros bajo la peregrina acusación de haber invadido su honor, fue íntegramente desestimada por la Audiencia Provincial. Pues bien: haciendo gala de lo mal gobernante y peor perdedor que es, Paulino Rivero ha vuelto a denunciarnos. ¡Qué forma de hacerle perder el tiempo a la Justicia y a ocasionarnos gastos y molestias, precisamente cuando atravesamos una delicada situación financiera como todos los medios de comunicación! Ahí tienen nuestros lectores otro ejemplo de lo que le importan a Rivero los puestos de trabajo que se puedan perder. Porque tampoco podemos olvidar que nos quitó una licencia de radio para obligarnos a cerrar una prestigiosa emisora de radio. Una veintena de personas perdieron su puesto de trabajo por culpa de esta rabieta de Rivero, de la señora Mena y de los compinches de ambos.

convertida por creencia propia en virreina de Canarias, consiguió que una jueza dictase sentencia contra EL DÍA en menos de veinticuatro horas. Hemos podido saber que esa misma magistrada será la encargada de juzgar la nueva demanda de Paulino Rivero contra el editor de este periódico. ¿Conseguirá Rivero que nos condenen, al menos en primera instancia? ¿Habrá también en este caso una sentencia ultrarrápida en contra nuestra?

Paulino Rivero sabe que tiene a la mayoría de CC en contra. Por eso se revuelve como gato panza arriba, echando mano de tretas de político farfullero, para apuntarse tantos no gobernando sino intrigando contra el periódico más leído de estas Islas. Veremos quién desaparece primero de la faz de Canarias, EL DÍA y su editor o él y sus sicarios políticos. Haciendo gala de una jactancia propia de mago bruto, les ha asegurado a sus seguidores que no descansará hasta que acabe con José Rodríguez. osotros pensábamos que la misión de un nacionalista es acabar con el colonialismo y conseguir la libertad de su tierra, en vez de atacar a quienes defienden la recuperación de esa libertad por parte del pueblo canario. ¿Es o no es este hombre un falso y pérfido nacionalista?

nunca vamos a recuperar la libertad perdida hace casi 600 años. España no va a soltar Canarias de buena gana porque saca pingües beneficios de este Archipiélago. Tratan de hacernos creer que no podemos vivir sin España, cuando en realidad son los españoles quienes no pueden vivir sin los canarios. Qué pena que en vez de impulsar el proceso para acabar con esta infame condición colonial esté Paulino Rivero enredando por aquí y por allá para que no lo bajen de la poltrona. Estamos en manos de un mago político que solo sabe hacer magadas. Este hombre es un desdoro para los canarios. o nos extraña que nos tomen el pelo en la Península teniendo un presidente del que se ríen los españoles apenas llega a Madrid. o lo hacen en su cara por educación, pero sí a sus espaldas porque no sabe hablar. Cuando habla en público mueve los brazos y gesticula como una marioneta movida por un guiñol.

Rivero carece de la finura, la labia y hasta la gramática imprescindibles para representar a un pueblo tan respetable como lo es el canario. Tampoco tiene cultura y no sabe pensar. Si fuese capaz de pensar no estaría haciendo lo que hace. o estaría conculcando la libertad de expresión, que es uno de los pilares sobre los que se asienta cualquier democracia. Se apoya, como decimos, en medios que tiene adocenados. ¿Es que hay alguien en estas Islas que todavía crea lo que dice la Televisión Canaria o de los otros medios que también son de la cuerda del presidente regional?