Desde los años sesenta del siglo pasado ya era conocida la existencia de estructuras submarinas (diapiros salinos) favorables a la existencia de petróleo y/o gas en la plataforma y talud continental del Noroeste africano. Las investigaciones oceanográficas llevadas a cabo por países como Estados Unidos, Francia, Inglaterra o Alemania así lo atestiguaban. Y una de las zonas principales se hallaba entre las islas orientales de Canarias y la vecina costa de Marruecos y el Sáhara. Además, esas investigaciones dieron a conocer también la presencia en aguas más profundas, al oeste y sur del Archipiélago, de extensos mantos de costras y nódulos polimetálicos (manganeso y hierro fundamentalmente) de alto nivel económico y estratégico, provenientes de la actividad magmática, sedimentaria e hidrotermal del océano.

Por su parte, España se sumó al carro de las prospecciones tardíamente, como siempre, mediante las investigaciones realizadas, sobre todo, por el buque oceanográfico "Hespérides", a finales del siglo pasado y comienzos del presente, en aguas de Canarias, con resultados prometedores. Consecuencia de ello es la aprobación, en 2001, por parte del Ejecutivo español que presidía José María Aznar, de un permiso de prospección a Repsol-YPF en aguas muy próximas a Fuerteventura y Lanzarote (¡a tan solo 9,8 Kilómetros y 19,6 kilómetros!, respectivamente) en una superficie de 600 kilómetros cuadrados, durante 6 años. Afortunadamente para los canarios, aquellas prospecciones nunca se llevaron a cabo gracias a la decisión del Tribunal Supremo de negar el permiso por las graves repercusiones medioambientales que tendrían, con lo cual se paralizó el proyecto. También tuvo que ver en este asunto la protesta de Marruecos en esas fechas, rechazando las prospecciones de Repsol porque suponían la delimitación unilateral, por parte española, de la mediana entre la zona Económica Exclusiva (ZEE) de ambos países. Da la casualidad que los diapiros salinos con posibles hidrocarburos se encuentran casi alineados con la mediana.

Pues bien, el Ministerio de Exteriores del Gobierno español, al amparo del artículo 76 de la última Convención de Derecho del Mar, el 11 de mayo de 2009 formalizó el registro ante la ONU de una propuesta de ampliación de la Zona Económica Exclusiva de las aguas canarias desde las 200 hasta las 350 millas, lo que le supondría a España derechos de soberanía sobre 200.000 kilómetros cuadrados más de aguas y lecho marino atlántico. La clave de este asunto reside en que el plazo fijado con Naciones Unidas para presentar los informes científicos y técnicos es de 5 años, que se cumplen en el próximo mes de mayo. De ahí la prisa de Repsol y el anuncio del ministro Soria del comienzo de las prospecciones antes de junio de 2014. Como vemos, resulta hasta sospechoso el gran interés e insistencia de los gobiernos de España en que esas prospecciones se lleven a cabo a toda costa y cuanto antes.

Entre tanto, han ocurrido accidentes e incidentes muy significativos, algunos tan tremendos como el del Golfo de México, en abril del 2010, con terribles daños ecológicos en una extensa superficie del lecho marino del Golfo y en las costas de Louisiana y Florida, cuyos efectos desastrosos fueron ocultados, o minimizados, a la opinión pública por las ingentes cantidades de dinero empleadas para comprar voluntades y silenciarlo.

Tampoco se queda atrás lo sucedido con el "Prestige" en las costas gallegas, en noviembre de 2002, producto de la cadena de errores e incompetencia de las autoridades españolas durante la gestión de este desgraciado accidente, que tuvo catastróficas consecuencias medioambientales en 2.000 kilómetros de litoral gallego y francés. ¿Recuerdan "los pequeños hilillos de plastilina" de los que hablaba Rajoy? ¡Que manera de hacer el ridículo! La errónea decisión, tomada por los responsables, de alejar el barco de la costa fue la causante. Y gracias a que se hundió durante la travesía porque, ¿saben hacia donde se dirigía? Pues, qué casualidad, ¡hacia Canarias! Está claro, no es lo mismo que ocurra un accidente de esta naturaleza en las costas turísticas de Castellón o de Ibiza que en Canarias, ¡faltaría más! Me temo que esto seguirá así mientras que el Archipiélago Canario no sea dueño de su mar.

Y ¿qué decir del desastre del petrolero iraní "Khark 5", ocurrido en 1989 -en aguas próximas a Canarias, frente a la costa de Casablanca-, que vertió gran parte de las 200.000 toneladas del crudo que transportaba, cubriendo de una gruesa capa y grandes bolas de piche las playas de La Graciosa y Lanzarote? Y recientemente tenemos el caso del petrolero encallado en Tan Tan con 5.000 toneladas de fuel. Y van...

Señores de Repsol, con todos estos antecedentes y con la frontal oposición de gran parte de la sociedad canaria, balear e internacional, ¿serán capaces de continuar? No nos vale el argumento de que, sin embargo, Marruecos sigue adelante con lo suyo. Si hay algún incidente con sus prospecciones (las primeras han dado negativo) ya se les exigirán responsabilidades en su momento.

Y usted también, Sr. Soria, tenga un gesto de buena voluntad, rectifique y defienda los intereses de su tierra y no los de extraños, apostando decididamente por las energías renovables limpias e inagotables con que la Naturaleza ha favorecido a este Archipiélago. Ese es el petróleo de Canarias.