En mis más recientes artículos -cuatro, nada menos- he hablado de la labor cultural desarrollada en Garachico durante la alcaldía de Lorenzo Dorta en sus 18 años de mandato. Pero no sería justo conmigo mismo si ignorara lo que, también en el aspecto cultural, nos ofrecieron don Teodoro Velázquez, don Cándido Abad, don Pascual G. Regalado, don Juan Manuel de León y don Ramón Miranda, alcaldes no tan lejanos en el tiempo. Su labor de entonces está aún ahí, vivita y coleando. A mí me lo parece, al menos.

Don Teodoro ocupó la alcaldía en los dificilísimos años de la posguerra, cuando comer era lo primordial. Pero, además de ayudar en este problema a los vecinos, nos dejó también una obra singular dentro del mundo de la cultura: el colegio de segunda enseñanza "San Isidoro", una célula que fue engendrando, poco a poco, médicos, abogados, empresarios, arquitectos técnicos, profesores de secundaria y universitaria, maestros de escuela, directores de hotel... Con un ayuntamiento en crisis, don Teodoro nos consiguió mesas, sillas, bancos, pupitres, pizarras, mapas... y nos cedió un edificio hermoso donde pudimos desempeñar una tarea. (Hablo en plural porque me cupo el honor de impartir allí mis clases de Gramática. Va aquí mi recuerdo para usted, don Teodoro).

Don Cándido Abad Mesa, a quien siempre llamé Candito porque éramos amigos y compañeros de estudios en una primera faceta de nuestras vidas, además de que vivíamos muy cerca uno del otro (nos separaban unos treinta metros), estudió Derecho, fue un buen abogado y yo me quedé en maestro de pueblo.

Su alcaldía discurrió entre 1959 y 1965. Se le tachó de visionario cuando alumbró la idea de construir una avenida junto al mar. Parecía cosa de locos. Así lo pensábamos casi todos, pero él comenzó la obra ilusionado. Tuvo que abandonar, se fue a Venezuela y allí vive, con 84 años, aunque ya no ejerce, como es lógico. Digamos que la avenida fue finalizada por Lorenzo Dorta, algunos años después. Pero Candito, don Cándido para ustedes, nos regaló la primera biblioteca pública municipal de nuestro pueblo. Eran los tiempos en que la inolvidable María Luisa Fabrellas levaba el asunto de las bibliotecas en Tenerife. Estábamos en 1962 y con 6.000 volúmenes, aunque no era la de Alejandría, teníamos una biblioteca hermosa. Hoy, con 15.000, tampoco somos la de Alejandría pero la bibliotecaria actual, Evelia Suárez, trabaja en ella a la perfección. Ha sabido continuar con estilo el trabajo creado por Cándido Abad, un amigo que, tal vez, no leerá este trabajo en Caracas, pero aquí queda para los demás. Es bueno conocer lo que hicieron nuestros alcaldes en el pasado, aunque algunos lectores, por razones de edad, no hayan llegado a conocerlos personalmente. Pero ya lo dijo alguien muy importante : "Por sus obras los conoceréis".

A don Cándido le sucedió en el cargo don Pascual G. Regalado. Hoy vive en el Puerto de la Cruz y tiene 80 años, pero lleva a Garachico en el corazón. Todavía, cuando se le solicita algo en relación con la cultura de Garachico, como él domina la pintura y la escultura, siempre se muestra dispuesto a la colaboración. En la Villa hay numerosas obras escultóricas suyas. Esculturas en la calle, se les llama. Y ha regalado cuadros en diversas ocasiones con fines benéficos. Pero de la labor de Pascual como alcalde hablaré en un próximo artículo. Hoy no dispongo del espacio suficiente. Y como tampoco tengo muchos documentos escritos sobre su labor, me basaré en la memoria. Tengo la esperanza de no robarle a Pascual González Regalado nada de la obra que desarrolló en su época. Deseo contarla toda. Lo que ocurre es que mi memoria es ya decadente. Y, claro, se presta a la confusión. Aparte de que no me importa que, por olvidadizo, me den un tirón de orejas. ¡A estas alturas!