Se dice que el amor es ciego. O sea, quien ama al otro no se entera de lo que ese otro hace y/o reporta al "bien" común. Así, la esposa del r. Urdangarín no se enteraba, ni se preocupaba, "de donde saca para tanto como destaca". No lo sé, no recuerdo, no me consta,... hasta 494 veces, la infanta Cristina le espetó al juez en su comparecencia del ocho de febrero en el Juzgado de Palma de Mallorca. Pobriña ella. Cómo había de enterarse de las andanzas de su marido si ella tenía que estar atendiendo el hórreo, la vaquiña, el gocho, el terruño con los grelos y demás hortalizas, y la prole. Pobriña ella.

Miles de ancianos "preferentistas" y "subordinados", algunos firmantes con su huella dactilar, tenían que saber lo que firmaban al contratar aquellos productos "tóxicos" bancarios. Y como firmaron, los bancos y/o cajas que les endosaron aquellos productos (con la aquiescencia de Mafo como gobernador del Banco de España) no tuvieron empacho alguno en despojarles de lo que entendían aquellos que eran sus ahorros. La ley es la ley, y el desconocimiento de ella no impide su cumplimiento. Y "la Justicia es igual para todos" ó "todos somos iguales ante la ley", que algo así dijo M el Rey en recordado discurso de 2011, cuando sólo era su yerno el que aparecía involucrado en el caso Nóos. Cuando la infanta Cristina se ha visto involucrada, en tanto que miembro firmante de Nóos y Aizón, aquel espíritu del discurso ha pasado al autismo.

Por amor, la infanta Cristina debió pensar que los dineros que llegaban para cubrir más que sus necesidades eran consecuencia de una nueva versión del milagro del "pan y los peces" o del "maná con que el Cielo proveía al pueblo elegido". Ella, pobriña, carente de formación económica y social, sin experiencia de vida pese a "ser vos quien sois", no podía dar en pensar que aquello no tenía una procedencia limpia. Por amor, ella confiaba plenamente en su marido. Y le firmaba documentos, como miembro de la sociedad que entrambos administraban, para que él (Urdangarín) gestionase y allegase los recursos.

Ella tenía toda su confianza depositada en él. Por amor. Y por amor ha dejado, o intentado dejar, a su esposo a los pies de los caballos. Ella no sabía lo que estaba haciendo su marido. Y el Rey, el papá de ella, el suegro de él, dando por cerrado el asunto. upongo que por el abuso de la confianza de ella depositada en él, y dado que él ha metido a ella en el lío del que no tiene conciencia (494 veces contestó no saber nada) a estas horas ya estará tramitándose el divorcio para que el Rey se quede sin yerno alguno. Y todo ello por amor... al dinero.