No he rodado lo bastante por el mundo para saber que si hay sitios mejores que este. Precisamente por eso -por no rodar por el mundo- muchos de los que están a nuestro lado buscan en esa excusa la razón y nos dejan. Se marchan. Y aquí nos quedamos. Pensando, quizás, que como está el panorama hay algo mejor ahí fuera. Otros, en cambio, deciden echar raíces, arrimar el codo, valorar lo que se tiene, abrazar al terruño y hacer que donde vives y con quien vives sea lo mejor cada día. Y con esa simpleza se sigue adelante para el común de sus vecinos, de sus familias y también para el avance de la región en clara referencia al futuro. Que hay que cambiar, sin duda.

Esas raíces son valores, tradición, historia y nos lo ofrece -primero- residir aquí, en las Afortunadas. Vivir con y en libertad, sumado a la esperanza y dejando el letargo donde estamos inmersos y establecidos. Sobre todo los domingos, cuando la gran mayoría esta más pendiente de cómo veinte corren por el césped pateando y buscando introducir una pelota en las redes que otro intenta que no ocurra.

En cualquier caso, hay que seguir buscando lograr con lo que tenemos la eficiencia en la gestión y no defender la neutralidad. Porque no lo somos. Los vecinos, ciudadanos, pueblo o contribuyentes que estamos viviendo a diario en esta tierra no somos neutrales. No debemos mirar para otro lado ante la gestión de nuestros recursos. Que no olvidemos que somos nosotros los que a modo de impuestos logramos que todo siga adelante. Lo digo, lo he dicho y hoy lo repito; estamos ante una funesta tiranía de las instituciones que gobiernan y lo único que desean es preservar sus privilegios. Soy de los que piensan que vivimos en un régimen burocrático, sostenido en un sistema administrativo brutal con superestructuras que crecen cada vez más y ofrecen menos soluciones.

Aunque ni la política y sus componentes son los culpables ni responsables de todo, también lo somos nosotros mismos, vamos a mirarnos el ombligo. Pensemos primero en la escasa educación política que recibimos. Hoy está muy arraigada la cultura de la ayudita y la subvención. La mayoría pretendemos que sea el cabildo, el ayuntamiento, la consejería o el propio aparato burocrático del reino el que nos resuelva la vida. Esos comportamientos del votante o contribuyente son los que hacen que los que nos gobiernan nos tengan comiendo de la mano.

Así que, reconociendo que estamos faltos de ideas y de soluciones ?y lo hemos visto una vez más esta semana en el debate entre los dos partidos que dirigen la política en este reino? no por eso debemos desmoralizarnos por falta de ideas. Que las hay. Lo que hay que comprender es la época y la situación, cuyo principio y fin se les escapa a los que nos deben dar soluciones. Ninguno de los ensayos en la gestión política que han practicado en los últimos tiempos ha respondido a las esperanzas de los votantes.

En fin, no estoy haciendo una calificación -ni mucho menos- del punto de vista ético. Quiero -o al menos es lo que pretendo- poner encima de la mesa que debe haber un cambio y empezar por nosotros mismos de forma neutral y por el bien común.

Es cierto que hoy nos encontramos en una situación llena de riesgos, pero también de magníficas oportunidades, en las que las afloran extraordinarias ideas, que no se le han ocurrido a los que gobiernan. Y estas ideas deben ser puestas en práctica y ponerlas en valor, pues así se darán soluciones, y sobre todo continuaremos creyendo en el deseo de innovar y lo mejor que tenemos que es el capital humano del terruño donde vivimos. Por eso aplaudo esa magnifica idea que han mostrado el Colegio de Médicos para auditar las listas de espera. Yo la espero y también espero que el responsable del área de salud regional recoja el guante.

Abogado director Bufete Inurria

@inurriaabogado