El pasado viernes nos levantábamos con la feliz noticia de que el papa Francisco va a canonizar al Padre José de Anchieta, el próximo mes de abril en Roma. sta es, sin duda, una buenísima noticia para La Laguna, para Tenerife y para Canarias, que contará así con su segundo Santo, después del Hermano Pedro, canonizado en Guatemala.

A pesar de que la imponente escultura del Padre Anchieta, recreada por el brasileño Bruno Giorgi en una de las entradas de la ciudad, nos es querida y cercana a los habitantes de La Laguna, muchas han sido las incógnitas que han sobrevolado la figura del jesuita lagunero. Poco a poco, y gracias al trabajo de los muchos y grandes estudiosos de su vida y obra, hemos ido conociendo que fue un destacado lingüista, literato, médico, arquitecto, ingeniero, humanista y poeta, que tuvo a bien nacer en esta ciudad, ya floreciente, en 1534 y, desde aquí, salir a Portugal, para luego alcanzar las costas del Nuevo Mundo, en el que tantos hombres y mujeres de esta tierra han dejado su impronta.

Durante su estancia en Brasil, el padre Anchieta compaginó siempre el cultivo de su espíritu con el acercamiento al indígena, al que, a pesar de su misión evangelizadora, comprendía y trataba de igual a igual.

Muchos han sido los estudios que se han ocupado, en este y el otro lado del Atlántico, de la figura anchietana, de su labor fructífera en la poesía, el teatro, la épica histórica, la antropología y hasta la zoología.

También la que fue su obra más extendida, la Gramática de la lengua más hablada en la costa de Brasil, el tupí-guaraní, ha sido reconocida como unificadora de culturas e imprescindible para su conocimiento.

Sin embargo, hay un aspecto en la figura anchietana que trasciende lo puramente erudito y que nos acerca a nuestro conciudadano: su profunda vocación humana y humanística. Aquella que le llevó no sólo a preocuparse por fundar aldeiamentos en los que enseñar y catequizar a los indios, sino también a defender la dignidad de éstos como iguales espiritualmente que los colonizadores.

Anchieta se adapta al medio y a sus pobladores, intentando entenderlos, y eso es lo que magnifica su figura y la separa y eleva de la de otros tantos que no tuvieron ese acercamiento ni esa comunión completa con sus discípulos y protegidos.

Desde este punto de vista, los debates suscitados desde hace unos años en La Laguna, dedicados a la figura de Anchieta, han venido a cubrir una parte fundamental y poco difundida de la figura anchietana.

Los expertos que por aquí pasaron han dejado, como testamento vivo de su interés por el jesuita lagunero, estudios y conferencias para recrear todos los aspectos de la vida en común de indígenas y evangelizadores y el trasvase de culturas que ello supuso.

n este momento histórico, aún nos queda mucho por hacer desde su tierra natal, y, para ello, trabajaremos, de un lado, con el Obispado de Tenerife para dar a esta canonización el realce que merece, y, al mismo tiempo, con la Hermandad de los Caballeros Anchietanos y la Cátedra Cultural Padre Anchieta de la Universidad de La Laguna para seguir ahondando en su conocimiento y en el uso y contenido de su rehabilitada casa natal de la plaza del Adelantado.

sta canonización es, sin duda, un paso fundamental en ese camino que tiene como fin que las futuras generaciones de ciudadanos y ciudadanas de La Laguna lleven con orgullo, junto al de su ciudad, el nombre de José de Anchieta. stamos de enhorabuena.

*Alcalde de San Cristóbal de La Laguna