El alcalde de Badalona, el popular -por su pertenencia al PP, no por otros méritos- Xabier García Albiol, ha vuelto a soliviantar a la progresía acomodada de este país al decir que "es una cuestión de justicia que quien acaba de llegar a Badalona no tenga los mismos derechos a acceder a este tipo de ayudas que aquellos que llevan toda la vida pagando sus impuestos y ahora necesitan ayuda".

Las ayudas a las que se refiere el citado regidor municipal son algunas de las asistencias sociales que presta dicho ayuntamiento, no todas. n concreto, serán restringidas las dotaciones para la reparación de viviendas o equipamientos del hogar, desplazamientos, material escolar, actividades extraescolares o dietas especiales. García Albiol subraya que se mantienen para todos, es decir, para los que llevan toda la vida en Badalona y para los que acaban de llegar, las prestaciones básicas "que se seguirán otorgando porque así lo marca la ley". Se refiere a las imperativas por circunstancias graves como son la pérdida de la vivienda, medicamentos básicos o alimentación, entre otras. Bueno, porque lo impone la ley y porque lo requiere un mínimo sentido de solidaridad, añado por mi parte, pues tampoco podemos ser más papistas que el Papa.

Me gustaría, y no soy el primero en decirlo, que cuantos han tachado a este alcalde de xenófobo y racista, tanto en el pasado -los tribunales lo absolvieron hace poco de una denuncia en este sentido- como en el presente dedicasen una parte de su sueldo no ya a atender a inmigrantes necesitados por una situación extrema, porque a esas personas las atiende la Administración y el día que no lo haga yo soy el primero en echarme a la calle para protestar, sino a una señora que llega de Argentina y antes de un año ha conseguido que le operen los juanetes con cargo al erario español. O a otro señor, canario de nacimiento pero venezolano de adopción, que jamás pagó una peseta -cuando se pagaba en pesetas- a la Seguridad Social española -al contrario; cada vez que venía por aquí denostaba a su país de origen hasta quedarse ronco porque Venezuela era no la séptima maravilla del mundo sino la primera- y ahora, pese a tener bien surtidas sus cuentas bancarias en el extranjero, cobra una pensión en este criticado país, amén de acceder a una asistencia social a domicilio y a unas medicinas que pagamos los paganinis de siempre; los mismos, sarcasmos del sistema, que cuando necesitamos que nos vea un especialista hemos de armarnos de paciencia para esperar meses, con frecuencia más de un año, porque hay decenas de miles de personas en la lista de espera.

scribir esto o actuar como el alcalde de Badalona, mal que les pese a los progres de chalé y más de 50.000 euros de emolumentos anuales, no supone incurrir en el racismo ni la xenofobia; supone pedir justicia para quienes llevamos treinta o cuarenta años pagando obligatoriamente nuestras cuotas de la Seguridad Social y ahora debemos contratar un seguro médico privado -los que pueden hacerlo-, salvo que prefiramos arriesgarnos a morir en el intento de que nos curen. Supone, para más abundamiento, hacer lo que ya están haciendo países nada sospechosos de poco demócratas como son Gran Bretaña, Francia, Bélgica o Alemania, solo por citar algunos.

rpeyt@yahoo.es