A pesar de haber escrito numerosos artículos sobre el particular (ver como información, en www.elcanario.net, con la firma de... "Petróleo, Canarias lo tiene crudo", del I al V), hoy me veo de nuevo en la ineludible obligación de volver a tocar este controvertido asunto, a propósito de las noticias procedentes del vecino país en el sentido de que la petrolera Genel -socio junto con Cairn Energy y la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas de Marruecos- ha confirmado el hallazgo de petróleo en la cuadrícula "Juby Maritim III", en la zona de Tarfaya, en aguas entre Marruecos y Fuerteventura, al lado de las supuestas áreas asignadas, de forma subrepticia, por España a Repsol (BOE, 23 de enero de 2002).

O sea, mientras el demagogo presidente del Gobierno de Canarias, el colaboracionista Paulino Rivero, sigue emperrado en celebrar un referéndum con la pregunta -mal formulada, por cierto-, "¿Está usted de acuerdo con las prospecciones de petróleo autorizadas a la multinacional Repsol frente a las costas de nuestras islas?", Marruecos ya ha encontrado "oro negro" cerca de sus costas, en sus aguas, con todo lo que ello implica para el desarrollo futuro y el bienestar del propio país, y de toda esta zona.

Porque, repito por enésima vez, que esos yacimientos de hidrocarburos están localizados en la plataforma continental de Marruecos, el Estado costero; cuyos derechos soberanos sobre la misma son "ipso iure" y "ab initio", según jurisprudencia del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Por tanto, las prospecciones petrolíferas no se están realizando en la plataforma continental española que, aparte de estar a 1.400 km. (774, 95 millas náuticas) de distancia de Canarias, en otro continente, es por añadidura muy corta, salvo la costa aplacerada de Levante.

Así que, si la plataforma continental del Estado ribereño (cuyo origen puede fijarse en la famosa declaración del presidente Truman de 28 de septiembre de 1945) es la prolongación submarina de su costa hasta una distancia de 200 millas marinas, según se estableció en los Convenios de Ginebra de 1958 y 1960 (Primera y Segunda Conferencias del Mar), y la citada cuadrícula del hallazgo está a 60 km. de Fuerteventura y Lanzarote, lo que equivale a 32,39 millas náuticas, es evidente pues, que estamos en aguas totalmente marroquíes. Espacios marítimos comprendidos en su Zona Económica Exclusiva (ZEE), instituida mediante el Dahir de 8 de abril de 1981, y que es la columna de agua suprayacente de su plataforma continental, cuya longitud es también de 200 millas, para hacerla coincidir con las dimensiones de la plataforma. ZEE que fue promulgada y consagrada en la Convención de Jamaica de 1982, y cuyo antecedente es el "Mar Patrimonial" de la doctrina latinoamericana. Además, reitero que los permisos otorgados en su día a Repsol, en aguas marroquíes, son nulos de pleno derecho. En efecto, España, en una huida hacia delante, y en base a la fantasmagórica Ley 15/78 de 20 de febrero sobre Zona Económica Exclusiva española (¡que sigue sin ser desarrollada!), y aprovechando la entrada en vigor en el año 2000 del Reglamento de control comunitario, y más concretamente la puesta en práctica del sistema de localización de buques pesqueros vía satélite, estableció unas virtuales coordenadas geográficas (que se detallan en una carta enviada por el entonces titular del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del anterior gobierno del PP y del actual, Arias Cañete, dirigida al lobby armador español) delimitando unilateralmente una supuesta mediana en las aguas adyacentes entre Canarias y Marruecos, aún por delimitar, sin haber sido aceptada por este país. Mediana que, como ya hemos explicado infinidad de veces, solo podrá ser proclamada y delimitada por un Estado Archipelágico Canario, libre y soberano y, por consiguiente, sujeto de Derecho Internacional.

El problema radica en que España piensa que todavía está en 1493, cuando se repartía la mar océana con Portugal, más allá del Estrecho de Gibraltar. A ello hay que añadir la insostenible indefensión político-jurídica en la que está atrapada Canarias, como territorio no autónomo, consecuencia de nuestro infame y vil estatus colonial.

Ahora, al confirmarse la existencia de petróleo en aguas marroquíes (¡¡no españolas!!), la pregunta es obvia: ¿Y Canarias qué? Porque si España extrae un solo barril de crudo de esas aguas, cometería el mayor saqueo de la historia. ¿Permitirá Marruecos que eso ocurra? Continuará.

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