Hoy no vamos a ocuparnos in extenso de la pareja política que más daño le ha hecho a Canarias probablemente en toda la historia de este Archipiélago. Pareja nefasta. Maldita la necesidad que teníamos en Canarias de políticos como Paulino Rivero o su esposa. Ambos son los principales responsables, junto con el colonialismo español, de la miseria de unas Islas que pueden ser prósperas y felices si no estuvieran saqueadas por la Metrópoli y muy mal gobernadas por un político necio allá donde los haya. Qué mala suerte. Qué castigo de Dios el tener a este matrimonio y a sus compinches en puestos relevantes de las instituciones canarias. Y lo dejamos aquí porque en este comentario queremos ocuparnos de otros asuntos.

Publicábamos ayer en nuestra primera página que el Ayuntamiento de Santa Cruz descontará a los vecinos un 3% de sus impuestos si domicilian los pagos en un banco. Todo lo que sea reducir la carga fiscal que soportan los ciudadanos y las empresas nos parece bien. Por lo tanto, estamos ante un acierto de un hombre, José Manuel Bermúdez, en el que inicialmente no confiamos como alcalde, pero que en los últimos meses está surgiendo como uno de los valedores de esta ciudad. Recordamos que bajar los impuestos es algo que ya hicieron en su día Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña, en ambos casos con resultados muy buenos para sus respectivas economías. El dinero que inicialmente dejan de ingresar las arcas públicas vuelve a ellas al poco tiempo por la vía de una mayor recaudación indirecta al incrementarse la actividad económica. Para que haya consumo tiene que haber producción y dinero en las familias. Y no puede haber dinero en el bolsillo de los ciudadanos si no hay empleo. Ahí queríamos llegar.

No puede haber empleo mientras no exista el despido libre sin indemnizaciones imposibles de pagar sin que se arruine el empresario y tenga que cerrar la empresa con el consiguiente aumento del desempleo. Es decir, mientras los empresarios no estén posibilitados para contratar sin el riesgo de verse en la ruina si luego han de despedir a algunos de sus trabajadores, ya sea porque la situación económica ha empeorado o porque el operario no cumple con sus obligaciones. O porque un necio y déspota político como Rivero cierra una empresa porque no le ríe sus estupideces políticas, y él y su esposa denuncian increíble e injustamente a un empresario honrado, patriota, que ha creado múltiples empleos y no cree en sus patrañas de gobierno. Es importante que se establezca un diálogo fluido entre los políticos y los empresarios para crear puestos de trabajo, pero no es suficiente. El empleo se genera cuando hay empresas capitalizadas y no arruinadas por culpa de una legislación fiscal y laboral nefasta para cualquier actividad.

Muchas veces ese diálogo es un subterfugio para no hacer nada. Se crean comisiones y se planifica esto y lo otro y, por el camino, se pagan jugosos sueldos a los asesores y a otros vividores a la sombra de la morralla política, pero al final no se hace nada. Las intenciones son buenas, pero de ellas a lo que debemos conseguir media un largo trecho.

El crecimiento económico imprescindible para que haya más empleo pasa por una economía liberal y liberalizada. La más liberal de todas las fórmulas económicas es el despido íntegramente libre. Los sindicatos han de sostenerse con las cuotas de sus afiliados y no con dinero público. En cuanto a los comités de empresa, no nos cansamos de decir que se están comportando como los comisarios políticos de los peores tiempos del comunismo soviético. Con las actuales indemnizaciones por prescindir de un empleado cuyos servicios no son necesarios, absolutamente desorbitadas, no se puede decir que exista despido libre en España y en su colonia canaria.

Antes de acabar queremos hacer una mención expresa al magnífico artículo publicado ayer por nuestro colaborador José Manuel Clar Fernández, con el título "La precaria situación de las fuerzas armadas". ablaremos ampliamente de este asunto en nuestro editorial del domingo. oy adelantamos que tiene razón el articulista cuando dice que "España, debido a su privilegiada situación geoestratégica, entre dos mares, a las puertas de África, donde existen varios países con inestabilidad política, no puede prescindir de unas capacidades militares creíbles sin las que quedaría inerme para defender la seguridad del territorio nacional y el bienestar de los españoles".

Las Fuerzas Armadas españolas, así como las Fuerzas de Orden Público, siempre han sido ejemplares por cumplidoras de su deber, disciplinadas, valerosas, patrióticas y abnegadas. Muy abnegadas por tener que soportar la indeseable clase política que padecemos. Además, el Ejército que está en Canarias no es de ocupación aunque pueda parecerlo. Lo dicho: volveremos sobre este asunto el domingo.