Cada día estamos más cansados de ser maltratados, mal gobernados y esquilmados por una Metrópoli situada en otro continente. Despreciamos a quienes nos desprecian. A quienes nos tratan como inferiores porque en sus ánimos pesa más la impresión de sentirse superiores a los canarios. El pueblo canario está formado por gente buena, laboriosa, cabal, íntegra, respetuosa. Gente merecedora de bienes y parabienes.

El peninsular nos ha hecho retroceder en valores sociales desde que los piojosos de sus antepasados invadieron estas Islas. Llevamos casi seis siglos soportando un régimen de esclavitud. Primero fue la esclavitud de las cadenas y los latigazos. La esclavitud y la ignominia de que muchos de nuestros antepasados fuesen exhibidos en las cortes europeas como aves exóticas. De aquella etapa vergonzosa hemos pasado a la esclavitud actual en la que ya no hay látigos ni cadenas, pero sí un saqueo continuo de nuestras riquezas. Somos pobres, cada vez más pobres, porque España se mama nuestros recursos. No nos cansaremos de repetirlo mientras siga habiendo en esta tierra personas convencidas de que pertenecer a una nación extranjera es lo mejor que nos puede ocurrir. Españolistas, amantes de la españolidad y leales a España subyugados, o narcotizados, con la idea de que no podemos subsistir por nuestra cuenta. Falso de toda falsedad: sin el pesado yugo español haciéndonos hincar la cabeza viviríamos como los ciudadanos de los países más ricos del mundo.

Muchos de nuestros compatriotas ya no sienten en sus espaldas el dolor del látigo, pero son multitud los que padecen el dolor del hambre en sus estómagos. El hambre, la muerte en las listas de espera sanitaria, la emigración de los jóvenes mejor formados; esas son las cartas de presentación de Canarias. Una colonia, para más inri, gobernada por el político más necio e incompetente que se recuerda. Despreciamos, y no vamos a decir sus nombres, a quienes propician que el pueblo canario continúe esclavizado.

Volvemos a decir lo que consideramos imperioso: como canarios que defendemos la libertad de esta tierra, la libertad de un pueblo sumamente castigado y saqueado por sus invasores, nos consideramos grandes, nobles y aristócratas. ¿De qué le sirve a CC concurrir a las elecciones europeas bajo la marca "Coalición por Europa" si en la UE no nos quieren? ¿No se han enterado todavía los falsos nacionalistas canarios de que en Bruselas nos consideran la ultraperiferia, a pesar de que estamos estratégicamente situados entre tres continentes? ¿Quién les ha dicho a los dirigentes de CC que somos europeos si en realidad estamos en África? ¿Por qué se siguen avergonzando de sus orígenes?

Estamos convencidos, y eso lo proclamamos a gritos, de que España y Europa nos roban. Si pudiésemos disfrutar de las riquezas que nos rapiñan no habría tantos canarios que pasan hambre. No habría emigración ni listas de espera para ser atendidos en un hospital. Por eso despreciamos a los godos. No repudiamos al peninsular, como no lo hacemos con el flamenco o el islandés, o con el habitante de cualquier país del mundo, pero sí despreciamos al godo prepotente que viene a darnos lecciones de todo mientras nos roba sin que los canarios, siempre buena gente, nos demos cuenta del latrocinio hasta que ya es demasiado tarde. El godo es embustero y traidor. Se cree superior y por eso nos castiga y nos maltrata de una forma tenaz. La compasión que algunas veces muestra con nosotros -no siempre- se limita a palabras engañosas. El godo se humilla cuando nos ve fuertes pero a la menor oportunidad nos salta encima y nos atropella. Finge estar de acuerdo con nuestras ideas, aunque sean estas ideas de libertad, pero eso es una treta pues en cuanto puede, lo reiteramos, nos encadena y nos priva de lo que es nuestro. Incluso cuando nos abraza para exponernos su falsa amistad, oculta una daga con la que está presto a apuñalarnos por la espalda. De ahí el rechazo del pueblo canario hacia el godo zalamero. No hacia el peninsular que nos acepta como somos porque respeta nuestra idiosincrasia de isleños, sino hacia el godo despreciable.

Queremos que nuestras relaciones futuras con los españoles sean buenas. Aspiramos a que la música y la letra de esa amistad futura suenen bien, pero ello depende de los españoles. Depende de que se atengan a razones de justicia histórica -el genocidio es un crimen de lesa humanidad que no prescribe nunca- y acepten iniciar de inmediato el proceso de emancipación nacional de Canarias.