Insiste Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias para desgracia de estas Islas, en la necesidad de recuperar la dimensión social y política de Europa, ya que durante la crisis la Unión Europea se ha desequilibrado de manera que prevalece únicamente su faceta económica. Quiere Rivero que estemos atentos a lo que sucede en Europa aunque -lo hemos manifestado en repetidas ocasiones- somos un Archipiélago situado a menos de 100 kilómetros de las costas de África. Añadió el presidente regional, aprovechando la celebración en Tenerife de las jornadas "Conectados a Europa: retos globales, soluciones canarias", que "los países que cuentan con regiones ultraperiféricas, Francia, España y Portugal, están suficientemente sensibilizados con sus necesidades diferenciadas", aunque sería necesario extender esa misma sensibilidad a los demás miembros de la Europa comunitaria. No se quedó ahí este nacionalista canario, aunque solo lo sea en teoría, pues destacó que así como la UE es muy importante para las RUP como Canarias, también éstas son importantes para Europa por su posición geográfica estratégica.

No podemos evitar que en Bruselas nos consideren una región ultraperiférica ni que desde Madrid nos hayan puesto el disfraz de comunidad autónoma para ocultar nuestra ignominiosa situación colonial. Sin embargo, apoyar tales manejos desde Canarias supone una estupidez política sin precedentes. Por muy acostumbrados que estemos a los disparates de Rivero y de todos los consejeros de su Gobierno autonómico, no podemos dejar de echarnos las manos a la cabeza. Claro que somos importantes para Europa y para España. Separamos a España de Europa porque la Metrópoli que nos coloniza no es un país europeo y serio como los demás. Europa, también eso lo hemos dicho muchas veces, empieza en los Pirineos.

Nuestra importancia como Archipiélago en el mundo proviene de que no somos ultraperiféricos de nada ni de nadie. Al contrario: estamos estratégicamente situados entre tres continentes. Podemos ser, como lo hemos sido en el pasado, el nexo de unión entre Europa y América. Continentes a los que ahora también se une África con su despertar económico. Somos, asimismo, el único país africano que sigue colonizado y esquilmado por una nación europea cuya historia está plagada de apropiaciones de tierras allende los mares, de masacres y genocidios, de saqueo de las riquezas pertenecientes a los países sometidos, de terror, de Santa Inquisición, de cadenas, de torturas y de toda clase de iniquidades.

Relacionémonos con Europa, sí, pero no de la forma en que proponen Paulino Rivero y los falsos nacionalistas de CC, que en el fondo es la forma que les conviene a nuestros "amos" españoles. Relacionémonos como lo hacíamos en el pasado con Inglaterra. Durante décadas el comercio entre Canarias y Gran Bretaña fue mucho más intenso que el existente con la Península ibérica. Adelante si se trata de recuperar esos lazos económicos entre países soberanos. Lo que no admitiremos nunca es el sometimiento. No toleraremos la esclavitud de estas Islas y de sus habitantes aunque sea una esclavitud administrativa. ¿Puede entender eso Paulino Rivero aunque, políticamente hablando, nunca ha destacado por su brillantez intelectual? ¿Puede entender que la independencia, la libertad, es la única opción que tenemos para acabar con las largas colas del hambre?

Por otra parte, publicábamos ayer que el PP del Ayuntamiento de Santa Cruz le exige a la edil Ángela Mena que explique qué ha hecho con los 3,6 millones de euros que le adelantó el Ministerio de Fomento a la Concejalía de Vivienda de ese Consistorio para rehabilitaciones hasta 2012 que todavía no se han emprendido. A la señora Mena habría que pedirle cuentas por muchos motivos. Tal vez no haya rehabilitado esas viviendas por falta de tiempo de tan ocupada que está intrigando en la política regional. O tal vez asistiendo a inauguraciones con mantilla y peineta al mejor estilo de las damas de la Metrópoli. Todo un partido nacionalista convertido en cipayo de los colonialistas. Qué pena. A esto es a lo que nos lleva la torpeza y la falta de cultura política de la señora Mena y de su esposo, el señor Rivero.

Mientras tanto, los gobernantes españoles frotándose las manos en Madrid. Pocas veces en la historia de la ignominia -la infamia universal de la que hablaba Borges- le ha sido tan fácil a un país europeo tener sometida a una colonia africana. Saben los políticos peninsulares que con estos medianeros tienen asegurada la finca para siempre.