1.- Soy consciente de que vivo en una tierra de malvados, donde reina la envidia y donde los sentimientos se arrugan, azotados por la bajeza. En estos días muy tristes para mí y para muchos, por razones más que obvias, he escuchado y leído los más asombrosos comentarios, las más disparatadas teorías, las apetencias más crueles y desagradables que un ser humano puede digerir. Ninguna tiene el más mínimo sentido pues nadie de esos corrillos infames tiene ni idea del legado, de la previsión y del testamento humano de un hombre que nos dejó, , hace cuarenta y ocho horas. Es ahora cuando se ocupan de él y de su mandato de futuro; es ahora cuando se comprende lo que importaba en esta sociedad, su papel en Canarias, un papel buscado, deseado y ejercido durante años y años en la defensa de su tierra. ¿Quiénes son los que están hablando y escribiendo huevonadas sin sentido? Pues son los mediocres, los eternos mediocres que rodean a esta sociedad y la tienen medio apollabobada.

2.- Por otra parte, EL DÍA es tan importante en la sociedad tinerfeña y en la sociedad canaria que da pábulo a toneladas de envidias que se colocan ante su futuro como un parapeto. No teman nuestros lectores que el legado de José Rodríguez no va morir; porque todos vamos a empujar en favor de su memoria. Alguien me decía el otro día que lo más curioso de este hombre es que decía cosas que podrían parecer simples, pero que llegaban al corazón. Pepe Rodríguez no daba puntada sin hilo, era una de las personas más inteligentes y más astutas que he conocido. Sólo hablan mal de él quienes no lo conocieron de verdad, como yo. Y se lo dice uno que en el pasado cayó en la trampa.

3.- En esta tierra de pasiones y de malvados, cualquier cosa se espera de quienes llevan la envidia como estandarte. A este periódico no se le perdona su éxito. Yo comprendo que haya gente que, por diversos motivos, no se muestran de acuerdo con algunas cosas que aquí se dicen. Están en su derecho, porque la discrepancia es uno de los pilares de la democracia. Nuestro editor decía siempre que su periódico era "rabiosamente independiente". Y lo fue. Tenemos aciertos y tenemos errores, cómo no. Pero esa tropa infame que intenta rodear la caravana, vestidos sus integrantes de indios, serán rechazados. Aunque tenga que llegar la caballería.

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