Es evidente, que el rey Mohamed VI de Marruecos ha situado a su país como todo un referente en África y en el concierto internacional. Así lo ha reconocido expresamente el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en su reciente visita al país vecino el pasado fin de semana, donde fue recibido por el monarca marroquí en el Palacio Real de Casablanca.

La audiencia real se produjo después de que ambos países firmaran una declaración conjunta al término de la segunda sesión del llamado Diálogo Estratégico Bilateral, en la que los dos países se felicitaron por la "sólida alianza estratégica". Esta declaración recoge los intereses bilaterales y su punto de vista compartido en el apoyo a la democratización, la cooperación económica, la colaboración en el ámbito de la seguridad y el compromiso con África.

En este sentido, Jhon Kerry declaró el viernes día 4 en Rabat que Estados Unidos "sigue con interés" la apertura de Marruecos hacia África "bajo el impulso de SM Mohamed VI". El responsable de la Política Exterior estadounidense se expresó en esos términos durante la apertura de la citada segunda sesión del Diálogo Estratégico Marruecos-USA, que copresidió el ministro marroquí de Asuntos Exteriores y Cooperación, Salahedine Mezouar; quién recordó la reciente visita del rey a Malí, Costa de Marfil, Guinea Conakry y Gabón, así como los múltiples acuerdos de cooperación suscritos durante el exitoso periplo real.

El jefe de la Diplomacia de EE UU calificó a Marruecos de "motor de prosperidad y de seguridad en el Magreb y en el continente africano", subrayando que el Reino, que figura al frente de los países africanos que más invierten en el continente, se sitúa como puerta de entrada a África.

En lo referente a la cuestión del Sáhara, que no figuraba en la agenda, el comunicado conjunto señala, no obstante, el apoyo total de los Estados Unidos al plan marroquí de autonomía, al que el presidente Barack Obama calificó de "serio, realista y creíble". Precisamente, en esos mismos términos se ha expresado claramente William Roebuck, subsecretario de Estado adjunto, encargado de asuntos de Oriente Próximo, en una sesión de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, dedicada a la política norteamericana sobre Marruecos.

Marruecos se distingue por ser un "modelo de moderación" y un "rayo de esperanza" para un futuro democrático en el mundo árabe, región que experimentó "convulsiones, inestabilidad e incertidumbre", ha afirmado este miércoles en Washington, la jefa de las filas demócratas y presidenta de la Subcomisión sobre Oriente Medio y Norte de África, en la Cámara de Representantes.

Pero uno de los aspectos más importantes de la visita de Jhon Kerry a Marruecos lo constituye el hecho de que SM Mohamed VI, presidente del Comité Al Quds, entregó al secretario de Estado norteamericano, durante la audiencia real, un amplio dossier sobre las acciones israelíes perpetradas en la ciudad santa de Al Quds Asharif sin respetar la condición religiosa de los Santos Lugares.

Téngase en cuenta que Al Quds es el nombre árabe de la ciudad santa de Jerusalén y, en el mundo musulmán, es el segundo lugar de peregrinación más importante después de La Meca. "El Comité Al Quds" es un organismo que fue creado por la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) en 1975 y que en la actualidad está presidido por el rey de Marruecos, Mohamed VI, quién sucedió en el cargo a su padre, el fallecido Hassan II, que lo ideó, y cuyo objetivo prioritario es preservar el estatuto de la ciudad de Jerusalén y de los lugares santos para los musulmanes que ésta alberga.

El problema radica en que los judíos quieren que Jerusalén sea la capital del Estado sionista de Israel a lo que se oponen frontalmente los países árabes, con Marruecos a la cabeza; y cuya Monarquía alauíta, desde Mohamed V, abuelo del actual Rey, siempre ha apostado porque Palestina sea un Estado soberano, y por la paz en Oriente Medio. Recuérdese que el pasado 17 de enero se reunieron en Marrakech los quince países musulmanes que forman el Comité Al Quds, para reiterar su apoyo a la noble y justa causa palestina.

Mohamed VI, que presidió dicha cumbre, dejó meridianamente claro que no es posible ninguna paz sin un acuerdo sobre el estatus final de Jerusalén Oriental como capital del Estado palestino independiente.

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