Escribo este artículo recién he llegado de La Laguna, de la Catedral. Allí he asistido a la magnífica interpretación del Réquiem de Luigi Cherubini llevada a efecto por la OST y el Coro de Cámara de Tenerife que dirige Carmen Cruz Simó, todos ellos conducidos por Víctor Pablo Pérez. Y allí, sentado en un banco, he dedicado mi escucha de ese réquiem al alma de don José Rodríguez Ramírez, quien dejó este mundo el pasado día ocho de abril.

He de manifestar aquí mi profundo agradecimiento a su persona. Siendo él editor de los diarios Jornada Deportiva y EL DÍA me fue abierta la ventana de dichos diarios para la expresión de mis opiniones. Hace ya muchos años. Al principio, de forma irregular, alguna opinión, algunas cartas al director anteriores a 1981. Luego, en Jornada, desde 1981 hasta que en agosto de 1985 se me permitió denominar la cabecera de mis artículos "Desde mi exilio", como consecuencia de mi expulsión del PSOE (creo que por socialista y humanista), hasta que en mayo del 2000 Jornada dejó de existir como diario vespertino. En EL DÍA se me otorgó espacio en Criterios desde diciembre de 1982 hasta el fallecimiento de Ernesto Salcedo, persona a quien me unía un gran aprecio. Pedí entonces a don José me permitiese encabezar mis artículos en EL DÍA con "En pocas Palabras", y ello en recuerdo de aquel maravilloso espacio de Ernesto Salcedo "En dos palabras". Don José Rodríguez me lo permitió y así ha transcurrido hasta la actualidad.

Son ya más de cuarenta años los que han transcurrido en mi relación de colaborador con la empresa editora que don José Rodríguez ha dirigido hasta su último suspiro. Empresa cuyo testigo recogió él de su tío don Leoncio Rodríguez. Empresa a la que se entregó en cuerpo y alma llevando a EL DÍA a las altas cotas de presencia en el Archipiélago como diario más leído. Siempre atento a las evoluciones tecnológicas que requería el medio. Y atento a la expansión multimedia: prensa, radio, televisión y digital.

A lo largo de tan amplio periodo han sido varias las veces, no más de cuatro, en las que accedí a su despacho. Una de ellas a petición suya, para tener un cambio de impresiones íntimas. Siempre nos manifestamos con gran respeto y afecto, que se hacía patente cada vez que coincidíamos en el acceso a la sede. Afecto y respeto que no decaía, creo que alcanzaba mayor cota, cuando disentíamos de nuestras respectivas convicciones respecto de la canariedad independentista, la suya, o la canariedad españolista, la mía.

Creo que la prensa de Tenerife ha perdido a un personaje integro en defensa de la misma y en defensa de la isla que lo vio nacer. Empresario hecho a sí mismo y que espero haya dejado camino de continuidad.

Vaya para don José Rodríguez mi escucha del réquiem de Cherubini y una oración. Su alma lo merecía. Descanse en la paz de Dios.