1.- Son días chungos. Se me ha ido un amigo y les confieso que duermo mal, me ha dado mucha pena y se hace difícil el consuelo. Llevaba trece años hablando casi todos los días con , compartiendo muy buenos momentos con él y con su familia y hablando mucho de todo. Y discrepando bastante, no crean. Me ayudó cuando estaba apurado, me apoyó en momentos problemáticos. Estuvimos muy cerca estos años, hablando sobre todo de la vida. A Pepe Rodríguez no lo conocía demasiada gente. Si algunos lo conocieran bien no podrían odiarlo nunca. Me da mucha pena que se haya marchado sin solucionar algunas cosas, derivadas de incomprensiones y de malos entendidos; o de torpezas de terceros. Y me parece mezquina la actitud de un par de mentecatos que han aprovechado su muerte para elucubrar sobre lo que pasará después de él. La pérdida es irreparable, pero les aseguro que no pasará nada. Este periódico es un trasatlántico. Dedíquese cada uno a lo suyo y dejen que el barco navegue y navegue bien.

2.- Pero reconozco que se me hace difícil hablar de otra cosa porque está demasiado reciente su desaparición y me da mucha pena. Incluso de no haber podido despedirme de él. La orfandad se extiende a mucha gente, no a mí solo. Vivió tanto que parece mentira que ya no esté con nosotros. Les confieso que había decidido tomarme un descanso, dejar de escribir un tiempo; estoy muy cansado. Pero ahora quiero seguir, apoyando a su hija y al periódico en el que escribo desde hace trece años en la segunda etapa y desde hace no sé cuántos en la primera. Muchos años ya.

3.- Un comentario o un editorial, que yo no diferencio mucho ambos géneros, dejaba claro hace un par de días cuál era el mandato de y cuál será la trayectoria del periódico en el futuro. Desengáñense los que crean que no hay legado. Claro que lo hay. La editora de EL DÍA sabe exactamente lo que hay que hacer, a quiénes hay que consultar y cuál es la trayectoria a seguir. Imprimiendo, naturalmente, su propia personalidad. Hay periódico para rato y EL DÍA es una máquina engrasada, al servicio de estas islas. Me sorprenden algunos comentarios que leo en la prensa canallesca sobre EL DÍA. Parece mentira que haya en el mundo gente tan mezquina. Pero personas que mantuvieron duras confrontaciones con me han llamado lamentando su fallecimiento y rogando que transmita sus pésames a su familia y a sus colaboradores. Lo dicho: quien lo conociera de verdad jamás podría odiarlo.

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