Pese a haber leído algunas especulaciones sobre si el nuevo presidente del Cabildo tinerfeño, Carlos Alonso, y el actual alcalde chicharrero, José Manuel Bermúdez, no dan suficiente perfil en las encuestas para ser candidatos a sus respectivos cargos en mayo del próximo año, me permito disentir rotundamente de las mismas, puesto que lamentaríamos no contar con ellos para una próxima legislatura. Ambos, con afán y entusiasmo, y dentro de la precariedad económica que padecemos, están demostrando con creces su empeño por cumplir con las expectativas que la ciudadanía demanda. Esto no impide que los obstáculos políticos y la financiación para llevar a cabo sus proyectos brillen muchas veces por su ausencia; bien por omisión del Gobierno central, favorecedor descarado de los afines a sus siglas, o por incapacidad del homólogo autonómico, imbuido más en su guerra abierta contra el ministro Soria, que sólo otorga mimos a sus paisanos grancanarios, negándonos el apoyo para el anillo insular y la puesta en servicio de los hospitales comarcales del sur y el norte.

En cuanto al tema del transporte guiado (tranvía), el presidente insular ha manifestado que se está barajando una de las tres alternativas de prolongación de los trayectos existentes; un primero para cubrir el tramo Tíncer-La Gallega, un segundo que enlace La Laguna con el aeropuerto Tenerife Norte y, finalmente, un tercero que abarque la extensión capitalina desde el Recinto Ferial hasta el muelle norte.

Analizando los tres objetivos, y pese a ser su coste el más elevado de los tres, creo que se debería dar prioridad a la comunicación con el aeropuerto de Los Rodeos, y en segundo lugar habría que estudiar la ampliación del recorrido por el litoral capitalino hasta San Andrés y Las Teresitas. Una obra, esta última, que sería más factible técnicamente, por cuanto sólo se contempla, en su mayoría, la prolongación rectilínea de unos raíles que pasarían por los tramos de avenida ya construidos y sin mayores obstáculos edificados. Esto último se complementaría con el afán del alcalde Bermúdez para desbloquear el contencioso de la playa y adecentarla con un paseo peatonal -sugiero que en forma de voladizo para que debajo puedan seguir aparcando los vehículos-, además de consolidar los servicios higiénicos públicos y desterrar la provisionalidad de las cabinas de plástico. También habría que resolver las amenazas constantes de derrumbamientos en las laderas de Los Órganos para facilitar los aparcamientos ahora penalizados; sin olvidar, tampoco, la posibilidad de ampliar para el mismo uso los solares contiguos a la ladera que están a distinto nivel. En cuanto al proyecto de construir otro aparcamiento financiado por la iniciativa privada, entraría dentro de la opción alternativa para los que no frecuentan a diario el lugar, porque resultaría muy oneroso para los habituales.

Proyectos haylos, mas pese a la buena voluntad de ambos cargos dirigentes, se enfrentan a la dificultad de financiación que podría pasar por solicitarla allende Europa, si es que aún conservan algún programa de ayudas, porque de la Metrópoli poco o nada podernos esperar con un partido testimonial (CC), y con representantes canarios en los mayoritarios aferrados a la disciplina de sus respectivas siglas. Aparte de la clara enemistad con el partido gobernante, alimentada por el desencuentro Rivero-Soria. Negociar por parte de nuestro Consistorio capitalino el adecentamiento de la Vía Litoral o la ampliación de la depuradora y reconstrucción del vergonzoso aspecto del parque Viera y Clavijo, además de la cesión -por condonación del IBI adeudado por el gobierno canario- de la Casa de Carta, para de restaurarla y convertirla en un centro de visitantes en la misma antesala capitalina son empeños positivos. Mas una noticia posterior acaba de mencionar la suspensión por la Audiencia Nacional del último deslinde de 2009 de Las Teresitas -vuelta la mula al trigo-. ¿Hasta cuándo?, preguntamos.

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