Acostumbro a visitar el Puerto con bastante frecuencia, al menos desde que tengo memoria. Por ello, he sido algo testigo de su evolución a lo largo de las últimas décadas, en las que ha sufrido los vaivenes motivados por los acontecimientos externos, esencialmente europeos, de donde se nutre turísticamente hablando. De modo que lo que comenzó en el siglo XIX con el boca a boca de la benignidad del clima para la mejora de ciertas enfermedades, entre las familias centroeuropeas pudientes, se fidelizó hasta el punto de que al aumentar su afluencia, las cartas de recomendación para pedir alojamiento en las casonas de las familias más acomodadas resultaban ya insuficientes. Por ello, avispados empresarios conformaron el Orotava Gran Hotel en la zona de Martiánez, remodelaron las casonas familiares de los actuales Marquesa y Monopol, y completaron la oferta con la erección del Gran Hotel Taoro. El más emblemático de Canarias y uno de los más importantes de la España de antaño.

Mucho ha llovido desde dicho tiempo en el municipio más pequeño del Archipiélago, ahora prácticamente apartado de la exportación bananera y dependiente casi en absoluto de la industria turística. Un emporio que actualmente está agonizando ante la pasividad política y empresarial que le han vuelto la espalda para mirar hacia la vitalidad del sur de la Isla. El Puerto ya no es lo que fue, lo percibo físicamente desde el corazón de la plaza del Charco de los Camarones, pulsando el sentir de sus habitantes de toda la vida, entregados desde hace generaciones al servicio de la hostelería. Los cuales reafirman mi contemplación de un panorama decadente, con su valoración del pésimo estado de los diferentes establecimientos hoteleros que configuran la ciudad. ¿Cómo no van a huir hacia el sur, me dicen con vehemencia, para alojarse en hoteles más modernos y confortables, si los de aquí -salvo alguna honrosa excepción- se están cayendo a cachos? Y rematan con una frase contundente: "¡aquí está pasando lo que ya ocurrió en el litoral lagunero de Bajamar!", y continúan, ante mis argumentos sobre las previsiones de remodelación de los hoteles. "¿A qué llama usted remodelación, a un enjalbegado y pintado de fachadas y algún cambio del mobiliario? Lo que hay que hacer es tirarlos abajo y edificarlos de nuevo con distintos criterios. ¡Vaya a mirar nuestras piscinas y compárelas con las de los hoteles del Sur, algunos de los cuales tienen hasta parques acuáticos mejores que el mismísimo lago de Martiánez, que se está quedando anticuado por falta de mantenimiento, especialmente del mobiliario complementario!". Para calmar la irritación de mis interlocutores, me salgo por la tangente de la gestión política, y lo que consigo es alterar más el ánimo de los presentes, que utilizan toda clase de sinónimos relacionados con la corrupción, la vagancia y el descarado corporativismo entre partidos, que los hace enmudecer ante la imprescindible denuncia como medida de autoprotección.

Definitivamente, y siento decirlo, el Puerto de la Cruz agoniza a marchas forzadas, ante la pasividad de sus responsables ombliguistas. La misma Playa Jardín, que fue una de las últimas actuaciones urbanas de consideración, carece de la escollera esencial para mitigar la acometida del oleaje norteño y hacerla más accesible a los bañistas, que a veces se juegan la vida en sus aguas. Finalmente, entre tantos desaciertos, destacamos la palpable mejora de la avenida de la familia Bethencour, ascendientes míos, y la inicial desaparición de los mamotretos de "Las Gañanías" en plena homóloga de Colón. Dicho en cuanto a responsabilidad urbana, porque estas actuaciones políticas deberán inexcusablemente conjugarse con la iniciativa empresarial, como el del interminable proyecto del muelle pesquero y deportivo. De no ser así, que las campanas de la parroquia matriz de la Peña de Francia comiencen ya a redoblar su simbólico toque de difuntos frente al veterano hotel Marquesa. Último inmueble sobreviviente de un pasado pujante, que dio merecida fama a la, otrora, primera ciudad turística de Canarias.

jcvmonteverde@hotmail.com