No salimos de nuestro asombro ante las noticias que llegan a esta Casa y de las que no tenemos más remedio que informar por respeto a nuestros lectores y por nuestro compromiso con la verdad. Nos referimos a una que, como otras muchas, procede del Parlamento de Canarias. La Cámara legislativa insta al Gobierno regional a evitar los cortes de luz y agua por impago a las familias en situación de pobreza. Nos parece bien que se dispongan medidas para ayudar a los canarios en situación de extrema necesidad, aunque nos parecería mejor que el Parlamento actuase sobre la raíz del hambre y la miseria que ha invadido miles y miles de hogares isleños.

¿Por qué no aprueban sus señorías una declaración contra el colonialismo que saquea nuestros recursos? Esas familias que no pueden costear servicios esenciales también han de acudir a los centros de beneficencia para que les den un plato de comida. Todas ellas están en tan penosa situación porque sus miembros al completo se encuentran desempleados y no reciben ninguna ayuda. Una desastrosa situación que comparten casi 400.000 canarios. No hay trabajo porque las empresas, estranguladas por la presión fiscal que ejerce España sobre estas Islas, no pueden contratar personal. Por si fuera poco, también estamos sometidos a una legislación fiscal obsoleta que arruina a España y también a su colonia canaria. Razón de más para romper las cadenas que nos someten a la Metrópoli.

Al mismo tiempo podría aprovechar el Parlamento de Canarias sus bien remunerados plenos para responsabilizar a Paulino Rivero y a su Gobierno por haber contribuido con su mala gestión a que estemos cada vez más hundidos en un pozo negro. Rivero no solo es un cómplice político de lo que está sucediendo en Canarias; es un actor necesario para que estas Islas hayan dejado de ser "las Afortunadas". Nos parece loable la iniciativa del Parlamento autonómico, pero no es suficiente. La mejor medicina no es la que alivia los síntomas de la enfermedad sino la que la cura.

No hay otra solución que librarnos del colonialismo y de los malos políticos. Se nos parte el alma al ver cómo se enredan los parlamentarios autonómicos en juegos florales sobre la reforma del Estatuto de Autonomía cuando hay tantos canarios en situación de extrema necesidad. Un Estatuto, para más inri, que en el fondo es un instrumento de los gobernantes españoles para ocultar la condición colonial de estas Islas. Diputados y diputadas regionales que siguen cobrando grandes sueldos por divertirse jugando a la política mientras el pueblo pasa hambre. Esto nos recuerda la situación de la corte de Versalles antes de que estallara la revolución que tantas cabezas hizo caer. No hablamos de guillotinar a nadie porque, lo decimos un día más, estamos en contra de la violencia y la pena capital es una forma de violencia aunque esté refrendada por las leyes de algunos países desarrollados como Estados Unidos y Japón. Nos referimos a un cadalso político que haga desaparecer de la escena pública, de una vez y para siempre, a quienes no merecen ostentar cargos de responsabilidad porque están haciéndole mucho daño a la gente. Que vivan como ciudadanos corrientes o que se dediquen a actividades privadas. Eso pueden hacerlo porque como personas tienen pleno derecho a ello. Lo infame es que sigan cobrando un sueldo pagado con los impuestos de los ciudadanos sin hacer nada útil. Al contrario, salvo honrosas excepciones que las hay y son muy respetables, cuanto hacen es perjudicial para el bien común.

¿De qué nos sirve a los canarios que las pernoctaciones en establecimientos turísticos hayan aumentado si los consiguientes beneficios no se quedan en las Islas? La escasa recuperación de actividad económica que se está produciendo es insuficiente para crear empleo. Incluso en el caso de consolidarse, sería un mal apaño porque 400.000 empleos no se generan de la noche a la mañana. Tampoco los puede crear un político como Paulino Rivero ni ninguno de los consejeros de su Gobierno autonómico. No pueden resolver el problema quienes más han contribuido a incrementarlo.

En definitiva, independencia. Libertad, si a algunos todavía les da miedo utilizar la palabra independencia. Nación soberana con un Gobierno y un Parlamento auténticamente canario y no marionetas de un guiñol manejado desde Madrid. Otro día hablaremos de cómo le van las cosas a uno de nuestros "amigos" de Las Palmas que sigue, según parece, muy preocupado por el presente y el futuro de EL DÍA.