El paro baja en Canarias en 712 personas en abril. Es una buena noticia, aunque la cifra resulta insuficiente. Todavía hay 276.768 desempleados inscritos en las oficinas de empleo de esta Comunidad autónoma. Además, la Encuesta de Población Activa arroja una cifra muy superior. Nada menos que unas 380.000 personas sin empleo en el Archipiélago. Por si fuera poco todo lo anterior, la afiliación a la Seguridad Social ha descendido en las Islas. La recuperación, en el caso de que se esté produciendo, todavía es muy débil. ¿Cuántos meses, cuántos años han de transcurrir si seguimos a este paso hasta que logremos salir de la crisis? Incalculables. No queremos ni pensarlo. O damos un golpe de timón, o la situación de Canarias será irreversible.

Nos hemos referido unas líneas atrás a Canarias como Comunidad Autónoma. Ese es el gran error. De ahí parte nuestra caótica situación. Jamás puede haber en estas Islas una recuperación firme mientras continuemos siendo una comunidad autónoma española. Es decir, una descarada colonia. ¿Tenemos la culpa los canarios de que esto sea así por nuestro aplatanamiento? "Vergüenza es lo que debiera sentir el pueblo canario en su conjunto, ante los seis siglos de vil e infame colonialismo al que nos ha venido sometiendo España", escribía en su artículo de ayer nuestro colaborador Ramón Moreno. "Y como referencia inexcusable y soporte documental -añade- para valorar las perniciosas consecuencias del colonialismo español en Canarias, tenemos el comprometido informe del médico psiquiatra Garrett O''Connor, nacido en Dublín y de renombre universal, cuyo título es "Reconocer y sanar la vergüenza maligna. Una Declaración sobre la Necesidad Urgente de Recuperarse Psicológica y Espiritualmente de los Efectos del Colonialismo en Irlanda". Colonialismo cuyas situaciones, salvando las distancias históricas y de toda índole, son perfectamente identificables con las que sufrimos en nuestra tierra.

Debemos darnos cuenta de nuestra situación si queremos salir de la trampa en la que estamos, añadimos por nuestra parte. Debemos forzar a los gobernantes españoles para que den los pasos necesarios en el proceso, ineludible e irreversible, de la descolonización de Canarias. Los propios españoles han de darse cuenta de que si quieren seguir mínimamente considerados en Europa y en el mundo deben restituirle a este Archipiélago la libertad que le robaron hace casi seis siglos. Llevamos cerca de 600 años oprimidos.

No podemos permanecer de brazos cruzados ante lo que nos están haciendo los descendientes de los que un aciago día llegaron con espadas y corazas y también lo que estamos sufriendo por la desvergüenza de nuestros propios políticos. Escasísimos son los políticos que se comportan como tales en Canarias. Ser político supone una responsabilidad inmensa. Quienes se dedican a la política han de ser hombres y mujeres de altura moral e intelectual, no chisgarabís agarrados a un cargo para cobrar un sueldo. Necesitamos caras nuevas. Hombres y mujeres, también insistimos en ello, con las manos y la mente limpia. Necesitamos nacionalistas auténticos y no colaboracionistas con quienes nos oprimen y nos esquilman a cambio de unas migajas. Necesitamos también políticos de izquierdas o de derechas -todas las opciones caben en la futura nación canaria, siempre que sean pacíficas- pero con un ideario netamente isleño. Primero, canarios; luego, lo demás.

Sobran en esta tierra los políticos de los partidos estatistas si no dejan de estar al servicio de los dictados de Madrid. Para eso ya tenemos a Paulino Rivero y a sus colegas. Sabemos que es difícil fomentar el amor a la patria canaria cuando nuestra libertad, nuestra identidad y nuestra dignidad está secuestrada por los invasores. Sin embargo, ese amor debe hacernos salir de la narcosis. Debe impulsarnos en nuestra lucha pacífica, pero al mismo tiempo implacable, contra el colonialismo que está matando de hambre a miles de familias canarias con todos sus miembros en paro.

No hay más solución que la plena soberanía. Si España continúa llevándose el fruto de nuestro trabajo, seguirán las colas del hambre y seguirá la emigración de los jóvenes. De poco sirven 712 puestos de trabajo frente a esos casi 400.000 isleños sin empleo que mencionábamos antes. Esta es la consecuencia de que las oficinas de la Hacienda española nos arrebaten nuestros recursos de una forma despiadada, sobre todo en estas semanas cuando la campaña de recaudación de la renta está en pleno vigor.