El fantasma de la abstención tiene asustados a nuestros políticos, que no dejan de hacer llamamientos a los votantes para que no se queden en casa el próximo 25 de mayo. Las encuestas reflejan que los ciudadanos no se sienten concernidos por unas elecciones,las del Parlamento Europeo, y eso se debe, al decir de los analistas, al desafecto creciente hacia los políticos en general y por el convencimiento de que voten lo que voten en Europa continuarán mandando los mismos.

No obstante, en las elecciones europeas, al menos en España, se continúa votando en clave interna, y lo cierto es que la abstención tambien computa a la hora de decantar el triunfo para unos u otros.

Se nota, por ejemplo, la preocupación en filas socialistas porque pueden ser los más perjudicados si crece la abstención entre sus votantes. Y si nos atenemos a lo que indican las encuestas, los dos grandes partidos pueden recibir un voto de castigo, de ahí que se augure el crecimiento de UPyD o de IU, e incluso de la entrada en el Parlamento de grupos hasta ahora marginales.

La verdad es que no es extraño que los votantes socialistas o los del PP no se sientan demasiado motivados para votar, habida cuenta de que en la campaña electoral, hasta el momento, han estado ausentes las preocupaciones reales de los ciudadanos.

Hablan de un sinfín de ausuntos que resultan manidos, pero que nada tienen que ver con los problemas a los que se enfrentan todos los días los sufridos ciudadanos. E incluso a la hora de prestarse al debate televisivo los dos grandes partidos han estado más preocupados de la puesta en escena y de que uno no hable más que el otro, amén de acordar de qué temas hablan, que al final parece que es más importante el continente que el contenido.

La única manera de derrotar al partido de la abstención es que los candidatos empiecen a decir en voz alta qué nos jugamos en Europa, qué políticas piensan defender, cómo van a lograr que la UE no esté bajo el mando de Alemania y el resto de los países sean meros comparsas y, sobre todo, que hablen alto y claro sobre hacia dónde quieren que vaya la Unión.

Por ejemplo, hemos oído decir que el gran reto europeo en los próximos años será el empleo. Pues bien, que nos expliquen cómo van a crear empleao si desde la UE continúan imponiendo unas medidas de austeridad que han provocado más paro. Pero no sirven generalidades, ni propaganda, sino un discurso serio y solvente sobre qué se va a hacer y cómo se va a hacer.

La UE parece estancada, ensimismada, incapaz de generar un discurso de ilusión, y eso es lo que están reflejando las encuestas y lo que transmiten los propios candidatos. De ahí que el partido de la abstención se puede convertir en el gran ganador. Sin embargo, yo creo que pese a todo hay que votar, que la única manera de que cambien las cosas es participando.

Europa debería ser lo que los ciudadanos queramos que sea y no lo que los gobiernos de turno quieren que sea. Hasta ahora los ciudadanos somos meros espectadores, de ahí la necesidad de un reforma profunda de la UE para que las instituciones que la gobiernan sean plenamente democráticas, y no el resultado del acuerdo entre los jefes de gobierno.

El gran reto es que los europeos vuelvan a sentirse parte de un proyecto común. Pero de estas cosas no se habla mucho en esta campaña, al menos en España, de ahí el augue del partido de la abstención.