Casi 400.000 desempleados, unas 90.000 personas en las listas de espera para recibir atención hospitalaria, un 34% de desempleo entre la población con edad y condiciones para trabajar (cifra que se multiplica por dos en el caso de los jóvenes) y un continuo paso de los días sin que nada cambie para mejor: esa es la situación de Canarias sin entrar en detalles porque si lo hacemos tendríamos que hablar de las colas del hambre y otras tragedias que nos ponen los pelos de punta.

¿Qué hace entre tanto el presidente del Gobierno autónomo? ¿Ponerse a resolver estos problemas? Nada de eso. Paulino Rivero intriga durante estos días, dentro de su propio partido, para conseguir apoyos que le permitan volver a ser candidato de CC a la presidencia regional. ¿A cuenta de qué tanto apego al cargo? ¿Teme este hombre que le suceda algo si deja de ser presidente? No lo sabemos. No tenemos ninguna duda, en cambio, de su capacidad para el cango político. Rivero ha llegado a presidir el Gobierno regional no por sus cualidades como gobernante, sino por su habilidad para quitarse de encima a los rivales. Defenestró a Adán Martín y le puso una barrera infranqueable a Antonio Castro para que no le disputara el sillón del presidente del Ejecutivo autonómico. No nos importa que en su día dejase en la cuneta a Adán Martín -un político, al igual que Manuel Hermoso, entregado a Las Palmas-, ni que aparcase a Castro en la presidencia del Parlamento, pues es este último un político mezquino que le negó a José Rodríguez hasta un postrer minuto de silencio en la Cámara legislativa. Nunca le perdonó este palmero con cara de jesuita al exeditor de EL DÍA que les afease a sus "señorías" la infamia que cometieron al subirse los sueldos en plena crisis. En definitiva, no seremos nosotros los que defendamos a Antonio Castro y a Adán Martín, que en gloria esté.

No teme Rivero la competencia que le puedan hacer Antonio Castro, Fernando Clavijo, Carlos Alonso o José Manuel Bermúdez. Quien le quita el sueño a Rivero es Marcial Morales, alcalde de Puerto del Rosario, desde que en febrero de este año dijese que ha llegado el momento del relevo. Nada nos une al alcalde de la capital majorera. Nada tenemos a su favor o en su contra. Simplemente decimos que cualquier candidato es mejor que Paulino Rivero; el gran responsable, junto con la dependencia de España, de nuestras desgracias.

¿Es posible que no lleguen a cristalizar estos movimientos en el seno de CC para que gente como Rivero, Mena, Barragán o González Ortiz no les sigan haciendo un inmenso daño a estas Islas? ¿Hasta cuándo van a continuar amordazados patriotas como Fernando Clavijo o José Manuel Bermúdez? Dice el alcalde de Santa Cruz que no se siente apoyado por su partido en el proyecto de la vía litoral. ¿A qué espera para rebelarse contra Rivero? ¿Por qué no ha destituido ya a Ángela Mena, declarada incompetente por toda la oposición municipal santacrucera? ¿No le da vergüenza como alcalde nacionalista que es tener en su equipo de gobierno a una concejal que acude a actos oficiales españoles ataviada con mantilla, peineta y collar de perlas? Atuendo, para más escarnio, pagado por todos los canarios. Incluso por los que están en el paro y han de ponerse en las mencionadas colas del hambre para comer al menos una vez al día, como los perros.

Reúne Bermúdez cualidades suficientes para ser un buen alcalde de Santa Cruz. Fuimos críticos con él pero hemos llegado a la conclusión de que ha cambiado. ¿A qué espera para dar el paso definitivo y unirse a quienes quieren evitar el desastre que les supondría a estas Islas un nuevo mandato de Rivero? ¿Es que queremos tener 800.000 parados en vez de los casi 400.000 actuales? ¿Es que queremos seguir al albur de lo que decidan los políticos de Madrid mientras Cataluña y Vasconia avanzan con paso firme hacia la libertad?

Apelamos a los patriotas de CC para que desbaraten las maniobras emprendidas por Rivero con el fin de perpetuarse en el poder. No puede seguir al frente de estas Islas quien no ha sido capaz de resolver uno solo de sus problemas. Como persona Paulino Rivero es muy respetable, pero como político no sirve. No porque lo diga EL DÍA, sino porque él mismo ha mostrado su inutilidad como dirigente. A la existencia de miles de hogares canarios en los que no entra un euro desde hace mucho tiempo nos remitimos.