El Día de Canarias estaba emitiendo Televisión Española en su primer canal un programa sin mayor trascendencia en el cual un presentador, supuestamente experto en la materia, iba analizando la incidencia del polen y las gramíneas en las personas alérgicas de cada una de las regiones peninsulares y de Baleares, sin que Canarias apareciese por ninguna parte. Se trata de una anécdota que tiene su importancia porque nos lleva a formularnos una pregunta nada superflua: ¿somos los canarios los que pensamos que no somos españoles, o son los peninsulares quienes están convencidos de que los habitantes de estas Islas no son españoles? Pregunta que desemboca en otra: ¿tenía razón José Rodríguez cuando decía que nada más llegar a España nos miran como aves exóticas? Nos tratan bien por cortesía -siempre que esto no vaya en contra de sus intereses-, pero no nos consideran iguales a ellos.

editor y director de este periódico, añadimos lo gracioso que nos resulta oír hablar ahora a algunos del trato colonial hacia Canarias por parte del Gobierno de España a cuenta de la autorización de hecho para que Repsol realice las prospecciones, al no impedirlo el informe de impacto ambiental. ¿No son esos mismos los que insultaban y vejaban a José Rodríguez por hablar, precisamente, de colonialismo en Canarias? ¿En qué quedamos? "He recibido esta noticia con amargura, tristeza y una cierta impotencia", ha dicho Paulino Rivero al conocer que el informe de impacto ambiental era favorable a las prospecciones. "Y con unas ganas de rebelión tremendas en contra de una decisión tan caciquil, colonial y de maltrato a una tierra que ya tiene muchos problemas y que algunos se empeñan en alejarnos de España". Demasiado tarde para lamentarse, señor presidente. No obstante, le agradecemos que nos dé la razón en lo que le venimos diciendo desde hace años: no sirve de nada ir a Madrid con actitudes sumisas porque así no nos toman en serio. Son las cobardías políticas las que nos han estado alejando del respeto de los españoles.

La condescendencia no vale para defender los intereses de Canarias y de sus habitantes. No estamos apelando a las actitudes violentas. Siempre hemos dicho, y lo seguiremos diciendo, que la violencia no es el camino. No lo es ni siquiera para lograr las causas justas como la libertad de esta tierra. Con otro Estatuto de Autonomía, con otra situación en el contexto de España y Europa, no tendría que lamentarse de esa forma el presidente del Ejecutivo canario. Nos tratan en Madrid como a ciudadanos de segunda categoría porque lo hemos permitido. Más aún, porque lo hemos fomentado. No se puede estar en las Cortes españolas en calidad de diputada, como lo es Ana Oramas, para dedicarse a la política pura. Una representante de Canarias en Madrid, además elegida en las listas de un partido nacionalista, no está en el Congreso de los Diputados para hacer política y divertirse. Está para defender los intereses de su tierra, como hacen los vascos, catalanes, gallegos, extremeños y, en general, los parlamentarios de cualquier otra comunidad autónoma, salvo los de Canarias.

Hemos llegado a pensar que nuestros políticos se avergüenzan de sus orígenes cuando llegan a Madrid. Algunos parece que temen tanto ser identificados como isleños, que muestran más interés por los asuntos de los peninsulares que por los de su gente. La consecuencia directa de esta actitud vergonzante y vergonzosa -no es lo mismo vergonzante que vergonzoso, pero los políticos canarios caen en ambos calificativos- es que tengamos diez puntos más de paro en las estadísticas españolas sobre el desempleo. Y no solo eso; ese azoramiento por su origen de nuestros políticos también contribuye a que padezcamos un absurdo sentimiento de inferioridad como pueblo. Absurdo, lo repetimos un día más, porque hemos destacado sobradamente por nuestra laboriosidad y seriedad en todos los países a los que hemos emigrado en el pasado. Ahora son nuestros jóvenes quienes han de abandonar su tierra para encontrar trabajo. La diáspora del siglo XXI.

Lo que decimos de CC es extrapolable al PP. ¿Por qué no cumplen sus promesas los políticos del PP? ¿De qué nos sirve tener un ministro canario en el Gobierno de Mariano Rajoy si ni siquiera salimos en algunos mapas de Televisión Española? Y ojalá únicamente fuese un asunto de televisión porque, no nos engañemos, ni los políticos del PP ni los del PSOE están anteponiendo los problemas de su tierra a las conveniencias personales. No defienden a Canarias, como hacen los representantes de Baleares con las prospecciones que afectan a su archipiélago. Están sometidos a una disciplina de partido que les anula cualquier iniciativa de defensa de estas Islas. Y ay de ellos si se rebelan, porque, por emplear una expresión que en su día popularizó Alfonso Guerra, inmediatamente dejan de salir en la foto.

"El Gobierno se rebela contra la autorización de las prospecciones", publicábamos ayer. ¿Y de qué sirve esa rebeldía después, lo reiteramos, de tanta condescendencia? ¿Es que vamos a darles miedo ahora a los gobernantes de Madrid? No creemos que sea así. Saben los políticos españoles, al margen de su ideología, con quiénes pueden jugar y a quiénes han de tratar con deferencia. Cuánto tiempo perdido en la reivindicación de los recursos que nos pertenecen, pese a los cientos de miles de canarios que están sin trabajo o, peor aún, en las colas del hambre.

Ha dicho también el presidente del Gobierno de Canarias, con motivo de la celebración del día de esta comunidad autónoma -mal que nos pese, continuamos siendo una comunidad autónoma-, que "el trabajo que nuestra sociedad ha hecho durante los últimos años está empezando a recoger sus frutos, a tener buenos resultados. Canarias está en el buen camino y los canarios no vamos a permitir que desde otros ámbitos se tomen decisiones que frenen o amenacen nuestra recuperación". Sigue sin enterarse el presidente del Gobierno regional de que las decisiones sobre estas Islas no las adoptan él y los miembros de su Ejecutivo; las toma el Gobierno de España, a 2.000 kilómetros de Canarias. Siempre ha sido así y continuará siéndolo mientras no demos un puñetazo sobre la mesa. Lo que está sucediendo con las prospecciones petrolíferas es la mejor prueba de lo que venimos advirtiendo desde hace mucho tiempo.

Adelantábamos en nuestro comentario de ayer que es absurdo renunciar a una riqueza potencial porque, con casi 400.000 desempleados, no estamos en condiciones de desaprovechar nada. Unas prospecciones realizadas con las debidas precauciones no tienen por qué poner en peligro nuestro entorno natural. Ni siquiera tienen por qué ser perjudiciales para nuestra naturaleza marina unas futuras extracciones. Otros países están aprovechando sus reservas de hidrocarburos en el mar sin que ocurra nada. Lo inaceptable es que los beneficios de la posible existencia de ese petróleo no se queden en las Islas. Da igual que perfore Repsol o cualquier otra compañía petrolera multinacional. A efectos económicos nos sucederá lo mismo que con el turismo: la gran parte del pastel se queda fuera mientras que a nosotros nos dejan las migajas. Como siempre.

Esto no cambiará mientras carezcamos de un nacionalismo fuerte y también de unos partidos que, incluso siendo estatistas, piensen más en Canarias que en la ya citada disciplina impuesta por Madrid. Si nos están marginando en las decisiones petroleras es por culpa del servilismo de CC, pero también por la parálisis del PP y del PSOE. Los socialistas se han aliado con los nacionalistas en la oposición a los sondeos no porque les importe Canarias sino porque esa actitud les viene bien para desgastar al PP. Una formación que sigue por encima del PSOE, tanto en Canarias como en España, como lo demuestran los resultados de las últimas elecciones europeas pese a la enorme pérdida de votos sufrida por ambos partidos.