En el año 1496, tras casi un siglo de lucha heroica entre los aborígenes canarios y los invasores procedentes de la Península, concluyó la conquista de Tenerife y se produjo la incorporación de Canarias a la Corona de Castilla. Desde entonces los isleños dependemos de decisiones que se adoptan muy lejos de nuestra tierra. Durante estos casi seis siglos hemos sido súbditos de los monarcas españoles con los dos paréntesis de la primera y la segunda repúblicas.

Ayer abdicó Juan Carlos I. Sus 39 años de reinado han sido importantes para spaña, pues no en vano este país ha disfrutado de un largo período de estabilidad y crecimiento enturbiado, lamentablemente, en los últimos años por la persistente crisis económica y por algunas actuaciones, en principio poco dignas -quedamos a la espera de lo que digan los tribunales porque siempre hemos respetado a la Justicia- de algunos miembros de la Familia Real. sto por lo que respecta a spaña. n cuanto a Canarias, no negamos cierto desencanto por que don Juan Carlos I abandone la Jefatura del stado sin haber tenido un gesto magnánimo con nuestra tierra. Generosidad hacia nuestra historia y nuestra situación geográfica -estamos muchísimo más cerca de África que de la Península Ibérica- que hubiese contribuido a reparar mínimamente una conquista con la que la monarquía española inició su expansión americana. No ha sido así y no albergamos esperanzas de que sea su hijo quien lo haga, por más que la esperanza siempre es lo último que se pierde.

l reinado de Juan Carlos I ha sido parcialmente significativo para estas Islas. Como hecho relevante en el aspecto personal cabe recordar que su madre falleció mientras la familia al completo pasaba unos días de vacaciones en Lanzarote. No obstante, el lugar habitual de veraneo de los Reyes ha sido tradicionalmente las Islas Baleares; de forma concreta, Palma de Mallorca. Para nosotros ha sido un rey lejano, pese a sus ocho viajes oficiales a Canarias realizados, como adelantábamos ayer en nuestra edición digital, en los años 1977, 1986, 1990, 1994, 1996, 2005, 2006 y 2009, además de otros desplazamientos a las Islas de don Juan Carlos y doña Sofía para presidir actos de diversa índole, sin contar sus visitas privadas. Cabe destacar que en 2006 el rey visitó Canarias siguiendo un itinerario recorrido cien años antes por su abuelo Alfonso XIII. n esa ocasión, el Monarca habló "del profundo compromiso de la Corona con Canarias, conforme a su firme vocación de servir a spaña y a todos los españoles". ra el momento de hacer ese gesto con estas Islas al que nos referíamos unas líneas atrás porque Canarias, aun siendo constitucionalmente una comunidad autónoma española, merece poseer unas singularidades que, irónicamente, le reconoce la Unión uropea pero no spaña. n definitiva, nada tenemos desde Canarias en contra del monarca español, pero tampoco mucho a su favor.

Leoncio Rodríguez era republicano y fundó "La Prensa" como diario republicano. Fiel a su memoria, no podemos decir que seamos monárquicos, aunque tampoco antimonárquicos. Los 39 años de Jefatura del stado del rey Juan Carlos han sido, insistimos en ello, beneficiosos para spaña. Fue él quien impulsó el retorno de la democracia. Su elección de Adolfo Suárez como el político que habría de capitanear ese proceso fue providencial ya que permitió desmontar el antiguo régimen ladrillo a ladrillo desde la legalidad, por emplear una expresión muy común para designar la transición; ese período comprendido entre la muerte de Franco, la celebración de las primeras elecciones democráticas desde 1936 y la aprobación de la Constitución española de 1978. Muchas cosas en el platillo bueno de la balanza y también algunos desaciertos que no vamos a recordar ahora porque no es el momento, pese a que están en la mente de todos los españoles y de los canarios.

No les falta razón a quienes han comentado, nada más conocerse la decisión del monarca, que este abdica en una etapa delicada para la institución que representa. n la última encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas, hace apenas un mes, la monarquía solo alcanzaba un 3,72 sobre diez puntos posibles. s decir, suspendía claramente. l caso Urdangarin, que ha supuesto nada menos que la citación formal de la infanta Cristina para que declarase ante un juez en un juzgado de Palma de Mallorca, así como el episodio de la escapada de caza a Botsuana cuando más arreciaba la crisis económica en spaña, han contribuido a desgastar la figura de un rey muy valorada desde su intervención decidida para abortar el golpe de estado del 23 de febrero de 1981. También ha sido afectada la imagen de la monarquía por esa larga crisis económica a la que acabamos de referirnos, pese a que no es al rey a quien le corresponden las decisiones en materia económica. Resulta significativo que la imagen ante los ciudadanos de los sindicatos, los partidos políticos, el Congreso de los Diputados y el propio Gobierno central sea peor que la de Juan Carlos I, según las últimas encuestas realizadas por el CIS.

Los dos grandes partidos estatistas, PSO y PP, respaldan la Monarquía como institución sobre la que descansa la Jefatura del stado español. l secretario general del PP de Canarias, Asier Antona, destacó ayer liderazgo de don Juan Carlos para impulsar la transformación de spaña. José Miguel Pérez, secretario general de los socialistas canarios, también ha subrayado la importancia del papel que desempeñó el rey para apuntalar la democracia y el stado de derecho en spaña. Por su parte Ana Oramas, diputada de Coalición Canaria en Madrid, considera acertada la decisión de dimitir, aunque piensa que algo ha debido suceder para que se haya precipitado en el día de ayer, cuando el príncipe Felipe está en l Salvador. Juan Carlos I es el tercer monarca europeo que abdica en menos de dos años, después de que lo hiciera Beatriz de Holanda el 28 de enero de 2013 y Alberto II de Bélgica, que lo hizo formalmente el 21 de julio de ese mismo año. Un buen ejemplo de esa necesidad de dejar paso a las nuevas generaciones, apuntada ayer por el propio rey de spaña en su mensaje televisado. Un ejemplo que deberían seguir también algunos políticos aferrados al poder porque ayer mismo -ya hablaremos ampliamente de ello en días sucesivos- José Miguel Ruano, diputado por CC en el Parlamento regional, indicaba la necesidad de abrir un proceso político de renovación en este partido en el que debe participar Paulino Rivero. Considera Ruano que Rivero se ha equivocado al desligarse de los malos resultados obtenidos por su formación política en las elecciones europeas.

Retornando al tema que centróayer la actualidad informativa, y que lo seguirá haciendo en los próximos días hasta que se produzca el relevo en la Jefatura del stado español, recogemos la opinión generalizada de que el hasta ahora príncipe Felipe e inminente Felipe VI posee la preparación adecuada para afrontar con éxito su responsabilidad en un momento delicado para el país. s un ejemplo de esa generación muy preparada de la que tanto se habla en los últimos años. Por nuestra parte tiene un voto de confianza. l desafío al que se enfrenta es importante de cara a que la Monarquía recupere una popularidad manifiestamente perdida en los últimos años. Felipe de Borbón no recibe un país tranquilo. La agitación popular, espoleada por un paro insoportable para cualquier economía occidental, no ha dejado de crecer en los últimos tiempos. Deberá el sucesor hacer acopio de las mejores cualidades de su padre para devolverle la confianza a una ciudadanía recelosa, con razón, no solo de la clase política sino de cualquier autoridad.