¿No protestábamos hasta hace poco porque los contenedores en la dársena de Los Llanos afeaban el paisaje santacrucero e impedían a los viandantes disfrutar de la vista del mar? Pues ahora tenemos una enorme plataforma petrolífera frente al mismísimo edificio de la Hacienda estatal, tal vez para que los funcionarios se entretengan de vez en cuando mirando por la ventana sin necesidad de salir a la calle a fumarse el cigarrito de cada hora. Ya se sabe que en España se desayuna en horas de trabajo y se sale a la calle a fumar. Y en Canarias también, porque aquí hemos copiado lo "mejor" de la Metrópoli. Cualquier cosa menos trabajar.

Asegura la Autoridad Portuaria de Tenerife que estas plataformas no guardan ninguna relación con las prospecciones petrolíferas. Afirma también el citado organismo portuario que el riesgo de un derrame de crudo es nulo porque están vacías y que, a cambio de su inocuidad para el medio ambiente, la presencia de las mismas en Santa Cruz proporciona trabajo a cientos de personas. Todo esto es cierto salvo lo último. ¿A cuántas personas está dando trabajo la plataforma atracada desde hace unas semanas en el Dique Este? Que nosotros sepamos, a una docena de guardias de seguridad contratados para su custodia. A nadie más porque, una vez concluidos los trabajos de reparación de las defensas, no se realiza ninguna tarea en ella. Incluso señalan algunos expertos en asuntos marítimos que está destinada al desguace. Por cierto, ni siquiera esos trabajos reparadores de las defensas para que pudiese quedar atracada con seguridad los realizó una empresa de Tenerife. Todo el personal y el material vinieron de Las Palmas.

Lo mismo cabe suponer que ocurrirá con esta segunda plataforma, amarrada ahora en el muelle de Ribera de la citada dársena de Los Llanos, al igual que con la tercera que desde hace un par de días deambula por la bahía a lomos de un barco especial esperando el mejor momento de entrar también en la dársena de Los Llanos. Si la Autoridad Portuaria no cambia de idea, quedará atracada junto a la otra también frente a la Hacienda estatal.

Presume el presidente de la Autoridad Portuaria de que sólo por entrar cada una de ellas abona 60.000 euros en tasas a este organismo, además de los gastos de estibadores, prácticos y remolcadores. Añade Pedro Rodríguez Zaragoza, o lo hacen en su nombre los "chicos" que tiene contratados -y bien pagados- para que les cuenten a los medios de comunicación lo que él quiere que se sepa, que también han dado trabajo a los talleres locales que han proporcionado las defensas especiales necesarias para el atraque. Nos gustaría que esa loable política de transparencia informativa incluyese si no el nombre de tales empresas, ya que nada está más lejos de nuestra intención que incurrir en los supuestos perseguidos por la Ley de Protección de Datos, sí al menos el monto de esos grandes beneficios económicos generados por la llegada de estos artefactos, empezando por el número de vecinos de Santa Cruz, o al menos habitantes de cualquier lugar de Tenerife, que han conseguido una mínima colocación temporal a cuenta de la presencia de los mismos.

El asunto de los 60.000 euros solo en concepto de canon de entrada merece una mención aparte ya que evidencia, una vez más, la sempiterna política recaudadora de la Autoridad Portuaria tinerfeña. Una forma de actuar que ha vaciado de barcos el puerto de Santa Cruz en los últimos años, para beneficio y regocijo de nuestros "hermanos" canariones. En Las Palmas se ha llegado a decir que les regalan el agua potable a algunos barcos con tal de mantener la fidelidad de los armadores. Aquí, en cambio, se aplica a rajatabla la legislación vigente. Razón de más para que el otrora muy activo y bullicioso puerto de la capital tinerfeña conserve hoy el tráfico cautivo -los buques que han de hacer escala obligada para el movimiento de personas y mercancías- y poco más.

Un puerto reducido casi a un simple embarcadero de paquetería; este es el gran logro de Rodríguez Zaragoza, como también lo fue el de Suárez Trenor. Un puerto de primera categoría reducido a mera sucursal de Las Palmas. Y todavía tienen el descaro de decir que cuantas más plataformas lleguen, mejor. Pero si únicamente está viniendo la chatarra que no quieren los canariones porque ya no les cabe en su flamante puerto... ¿A quiénes pretenden engañar?