Al igual que ustedes, estoy convencido de que la Historia, con mayúscula, es la ciencia que nos trae a la mente los hechos de ayer, pero con la obligación de que estos hechos sean veraces. Claro que hay historiadores e historiadores: los que están seguros, segurísimos de lo que nos cuentan, y quienes añaden o recortan cosillas, bien por capricho, bien por eso del ascua y la sardina.

Me temo, amigos, que me sitúen ustedes en el segundo grupo. Y lo digo porque no estoy muy seguro de que cuanto voy a contar sea rigurosamente cierto. Además tendré que ser muy breve porque tengo que hablar de dos importantes personajes y el espacio de que dispongo no da para mucho. Una lástima, señores, porque tales personajes son Magallanes y Ulises. Vamos, de todos modos, a intentarlo:

Hace 42 años, concretamente el 17 de octubre de 1972, publicó el desaparecido diario vespertino "La Tarde" un trabajo con este título tan largo: "Se están filmando en Tenerife las escenas correspondientes al paso por nuestra Isla de las naves españolas que por primera vez dieron la vuelta al mundo". Entre los lugares elegidos para la filmación figuraba en el reportaje la localidad de Garachico, donde se cree que "fue posible que tuviera lugar el calafateo de las naos de Magallanes". Como yo, en mi etapa de concejal de Cultura del Ayuntamiento, presidido por Lorenzo Dorta, y muchos años antes de la arribada del ilustres marino a nuestras tierras, ofrecí a mis compañeros de corporación una lista con personajes importantes (Juan de Regla, Fabián Viña, Francisco Jorva, Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyo, Blas García Ravelo, Alonso de la Raya, Walt Disney, Alexander Fleming...) para bautizar calles de la zona urbana y de los barrios que no tenían nombre definido, y como a ellos les pareció bien la idea, me permití esta vez llevar el nombre de Magallanes a una de las sesiones y tuve la suerte de que todos dijeran amén, como señal de lo bien que nos llevábamos. Quienes visiten hoy Garachico, y concretamente el barrio de Las Cruces (zona baja), se encontrarán con una calle que llega hasta la puerta principal del cementerio con el nombre del gran navegante portugués Hernando de Magallanes.

Ocho años después (15 de julio de 1980), nos ofreció, en su primera página, el también desaparecido diario "Jornada Deportiva" un trabajo de R. Hidalgo (¿) titulado "Estuvo Ulises en Canarias", en el que se mostraban serias dudas sobre si Ulises, el gran Ulises de la "Odisea" de Homero, había desempeñado la totalidad de sus proezas en el Mediterráneo o también en el Atlántico. Sé que la palabra Atlántico aparece en la "Odisea", pero no sé si esto puede ser decisivo a la hora de opinar como yo opino. Lo cierto es que el autor del artículo, o sea don R. Hidalgo, optó finalmente por el Atlántico y nos dejó escritas -copiadas del libro genial- unas palabras que a mí me resultan cruciales a la hora de escribir este artículo.

Copio las palabras que me interesan: "Segunda escala en el país de los cíclopes. Una isla con un puerto y una islita frente al puerto. Hay hierbajos tiernos y regados a la orilla el mar (...) sombreada de laureles, pinos y robles". A mí, que escribo ahora para ustedes, se me ocurre pensar que el gran Homero se refería al puerto de Garachico y al islote que nos enorgullece, o sea el Roque. ¡Pero vayan ustedes a saber.

De Homero se ha dicho que era ciego. Y no faltan quienes pusieron en su día muchas dudas sobre su propia existencia. Yo estoy entre los que creen que la "Odisea" la escribió el gran poeta griego en el siglo IX antes de Cristo. No sé lo que opinarán mis lectores. Incluso pienso que, algún día, habrá en Garachico una calle dedicada a Ulises. A lo peor se trata de un simple sueño. El tiempo lo dirá.