Era lunes. Siete del siete y... a las siete de la tarde. Todo apuntaba que tal aglomeración del número bíblico por excelencia podría traer cambios inesperados. Incluso mágicos -algo tan necesario en este Tacoronte del 14-.

Hace unos años, cuando necesitaba banderillas de fuego -las que les ponen a los toros mansos para que embistan- sintonizaba un ratito la emisora de Federico Jiménez Losantos. Con eso cargaba mala leche para toda una semana. Ahora, hay un remedio mejor, más efectivo: asistir a un pleno del Ayuntamiento tacorontero, tomar la distancia imprescindible para que la objetividad te impregne, escuchar con atención y aguantarte las ganas de decirle cuatro cosas a estos concejales sin gobierno, pero con poder suficiente para que nadie pueda gobernar, ya que el pueblo del que tanto hablan les importa tres pimientos; los vecinos, dos pepinos; y la mejora y mantenimiento de la vida municipal... dos huevos duros.

Ya les contaba hace quince días el surrealismo en todo su esplendor, vivido al asistir al pleno anterior, donde los concejales del PP y los expulsados del PSOE se negaron a aprobar el acerado de los accesos al colegio de Guayonge -espero que el Ángel de la Guarda siga haciendo horas extra con estos niños- y también rechazaban el alcantarillado de tres calles del municipio con argumentos idénticos e impresentables para ambas obras: los "expesoe", que de mano de Rodolfo exigían un plan general de todas las aceras y de todas las calles tacoronteras. O sea, "dime cómo te distraigo para que mientras vas y vienes y entremedias te entretienes"... y así no se haga nada. Y por otro, el PP que, repito, lidera y "acaudilla" Teresa Barroso, que exhibió el incontestable argumento de la falta de empatía con el equipo de gobierno como razón suficiente para que las obras no fueran aprobadas. Y se quedó tan ancha. Aquí me paro, porque lo que me parecía insuperable lo superó el lunes con creces. Se volvían a llevar a pleno las mismas obras, además de la consideración de sectores prioritarios para la totalidad de los servicios del ayuntamiento, que planteaba el alcalde y su equipo de gobierno, para que así se pudieran sustituir las bajas de los empleados municipales de cualquier sector en que se produjeran. Pero no. Este también lo rechazaron y, sin embargo, presentan una propuesta para sustituir las bajas en tres servicios concretos: la escuela de música, la escuela infantil y la del colegio Naranjos de Luz. ¡Ojo!, "a indicaciones del comité de empresa". Pregunto: ¿por qué sólo esos servicios? ¿Y si coge la baja cualquier otro empleado municipal?

Miren, al político, y al que no lo es, pero al político más, le ha de guiar el sentido común. El interés general. El comité de empresa tiene su función, y no es la de gobernar. Pues, señoras, señores, amigos y enemigos, si es que los hubiera o hubiese: la primera intervención de la lideresa Teresa se la dedicó a un servidor. Lamentándose de que "un director de colegio de Tacoronte la había llamado caudilla". Lo repitió varias veces. Yo... atónito. Así la citaba: "... y a los del PP que lidera y acaudilla Teresa Barroso les conocía por sus promesas antes de las elecciones".

Mire usted, doña Teresa, permita que le aclare un par de cosas ya que allí no se me permite hablar: quien aquí escribe lo hace en calidad de periodista. Y opina como periodista. Y esta es una columna de opinión. No es el director de un colegio, sino el licenciado en Ciencias de la Información. Ha buscado usted el detalle tonto para mostrarse como víctima. Se ofende porque le digo que acaudilla. Coja el Diccionario de la Real Academia y verá que acaudillar es mandar, como cabeza o jefe. Y en su segunda significación, guiar, conducir, dirigir. ¿Dónde está la ofensa? ¿Dónde el insulto? Hasta sorprendido me quedé con que no me acusara de llamarle a usted gallina, pues también aparecía "cacarearon". Y líbreme Dios de mandar a nadie a poner huevos. Por cierto, su segunda sí llamó caudillo al alcalde. Todos lo oímos. Y hasta constará en acta. Deje de hacerse la víctima porque en esta historia las únicas víctimas son los vecinos de Tacoronte. A los que usted y sus compañeros, más los expulsados del PSOE, al menos en los dos plenos a los que he asistido, les han negado las aceras que llevaban más seguros a los niños y familiares al colegio.

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