"Feliz aquel que enseña lo que sabey aprende lo que enseña". Cora Coralina

Resulta imposible para nosotros abstrernos del tema de la enseñanza turística después de más de cincuenta años bregando en estas lides, introducido hasta la médula en sus entresijos, sus complejidades, y el sinfín de disparates que hemos tenido la desgracia de conocer y vivir en primera persona, sobre este más que importante tema para el desarrollo consecuente del turismo, en especial si queremos hacer efectivo eso de "satisfacer las necesidades de las generaciones actuales, sin poner en peligro la satisfacción de las generaciones futuras", tal como aconseja el Informe Bruntdland sobre nuestro futuro, presentado en 1989 por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo.

Tratamos entonces el controvertido tema, sobre el cual hemos escuchado las más diversas opiniones a nivel mundial, considerando las más acertadas y reales, las que centraban el mismo como la base fundamental para una buena planificación del turismo, llámese desarrollo de zonas, gestión de una pequeña o gran empresa, o la mega dirección de todo el entramado turístico y su manejo en una nación.

Sin una enseñanza adecuada y eficaz, resulta una entelequia que se puedan conseguir unos resultados acordes con eso que señalamos en el párrafo anterior -"satisfacer la necesidades de las generaciones actuales, sin poner en peligro la satisfacción de las generaciones futuras"- y que sin duda debería ser la meta que tenemos que conseguir si efectivamente queremos un mundo mejor.

Ocurre que a nuestro alrededor hemos observado a través de los años, toda una larga serie de disparates aplicados al tema de las enseñanzas para ejercer como un agente involucrado en el desarrollo del turismo, los cuales no solo han dejado de desaparecer, sino que en algunos países se han afianzado de tal forma que parece imposible erradicarlos de sus raíces, pues forman parte de una política de estado necesaria para mantener el status de sus propios dirigentes.

Así las cosas, la confusión en quienes buscan el necesario asesoramiento y la sabiduría para ejercer eficazmente en la gestión del turismo, se sigue entorpeciendo de tal forma que es casi imposible actuar con eficacia en esta sector, ya que los actores fundamentales que son los responsables políticos y empresariales de programar la gestión, solo buscan prebendas personales, o bien, lo que es peor, seguir una política de encandilamiento de fácil atractivo para los jóvenes, como son los viajes, las excursiones, los intercambios del alumnado, etc. etc. etc. fiestas, al fin y al cabo.

Una gestión seria y honrada, en este gran complejo mundial de las enseñanzas en el turismo, no parece interesar seriamente a nadie motivado por la aseveración que hicimos anteriormente, basada en nuestras tristes experiencias que nos han enseñado cómo se hacen las más burdas manipulaciones para abortar los programas que puedan poner en peligro el status que forma el entramado que solo persigue la conse-cución de lo que tantas veces hemos denunciado: "mantener al pueblo en la ignorancia, para vivir de sus carencias". Esto es lo que se practica alrededor de las enseñanzas del turismo, y que hemos visto, y seguimos viendo, donde profesores que se dicen expertos en la cuestión, cercenan las ilusiones de sus mas brillantes alumnos, orientándoles hacia equivocados horizontes, con el fin de que "mañana" no les hagan la competencia. Una realidad como un templo de la cual tenemos los más miserables ejemplos.

No digamos nada cuando en este ir y venir por estos entresijos, nos topamos de frente con las políticas de Estado que dirigen desde el poder constituido toda esta situación, elaborando programas cuyos inconfesables fines no son otros que encandilar al alumnado con títulos académicos cuyo valor profesional es cero ya que están muy lejos de la eficacia en la gestión que requiere el mundo empresarial cuando de gestionar el turismo se trata.

En este difícil y complicado escenario, los oportunistas han encontrado su campo de acción, inclinándose hacia lo fácil y rentable para ellos que es apoyar el status existente sin más, olvidando necesariamente todos los juramentos que sus profesiones llevan consigo, para con ello acercarse lo más posible al poder constituido y así medrar hasta Dios sabe cuando, basados en dejar por debajo a aquellos que, por sus conocimientos, pudieran hacer peligrar sus puestos de trabajo, en los cuales solo practican la obediencia y la sumisión a ese poder constituido que señalamos.

La solución a todo este gran problema no está en la página siguiente o en la edición de mañana, está en una gran revolución imposible de imaginar, que le diera el vuelco completo a la situación que padecemos y que se nos hace imposible vislumbrar dadas las fuerzas que se oponen a ello.

Parece una auténtica utopía generar todo el poder necesario para conseguir que esta triste situación pueda ser reversible. La situación no ofrece grandes expectativas para un cambio. Habrá que conformarse con pequeñas acciones aisladas, que de poco sirven -perseguidas por el mal- que algunos intentamos para hacer llegar los conocimientos y las experiencias vividas, hacia aquellos que verdaderamente sientan la ilusión de trabajar para el desarrollo del turismo con las debidas garantías, dentro de esa cultura de paz que propiciamos y que, indudablemente, no sirve para vender armas ni fomentar las guerras, ni para vivir de la retórica como practican algunos, incluso en las mismas aulas donde deben enseñar cómo gestionar el turismo de forma seria y ordenada, algo que no saben hacer, pues también fueron enseñados sobre la base de la más completa ignorancia, sin experiencia ni conocimiento.

Un mundo lleno de contrastes donde siempre prevalecerá para la historia el trabajo serio y bien hecho, y donde vemos como Malta, esa pequeña gran nación europea de 316 kilómetros cuadrados, tiene su propia compañía aérea estatal. Parece que allí alguien estudio el desarrollo turístico sostenible. Seguro que no nos equivocamos.

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. UNTWO