No es una buena noticia que el Tribunal Supremo haya condenado a Miguel Zerolo, exalcalde de Santa Cruz y actualmente senador por la Comunidad Autónoma de Canarias, a ocho años de inhabilitación al encontrarlo culpable de un delito de prevaricación. La misma sentencia condena a igual pena al exteniente de alcalde y exconcejal de Santa Cruz de Tenerife Guillermo Núñez y absuelve al funcionario municipal Joaquín Castro Brunetto. Como ya hemos informado a nuestros lectores, el Tribunal Supremo considera probado que tanto Zerolo como Núñez adjudicaron las obras de remodelación de una sede municipal a la empresa IMES de forma directa y sin tramitar previamente el expediente de contratación. Especifica el fallo del alto tribunal que Zerolo conocía que dichas obras, acometidas en el edificio del antiguo Instituto García Cabrera, no estaban incluidas en el contrato que tenía el Consistorio con la empresa, por lo cual su realización hubiera exigido la tramitación del correspondiente expediente de contratación.

A estas alturas muchos enemigos de Miguel Zerolo se estarán frotando las manos. No es nuestro caso porque consideramos que ha sido un buen alcalde para Santa Cruz; un político que no ha hecho más porque no han permitido que lo hicieran los enemigos de la capital y de toda la Isla. Nada más lejos de nuestra intención que criticar una decisión firme del Tribunal Supremo. Las sentencias de los tribunales hay que acatarlas siempre y recurrirlas cuando el condenado considere que no se ajustan a la ley. Como en este caso no hay posibilidad de recurso, queda impedido Miguel Zerolo para ejercer sus funciones como senador ya que, pese a tratarse de una inhabilitación especial que en principio solo afectaría a cargos con poder ejecutivo tales como el de alcalde, teniente de alcalde, concejal o cualquier otro que implique la participación en el gobierno municipal, en su caso sería de aplicación la Ley Electoral en su última reforma; es decir, Zerolo debería cesar también como senador si no dimite antes, como dijo que haría durante la vista oral si era condenado. Algo que probablemente pondría el punto final a su carrera política.

No podemos alegrarnos de la situación de Miguel Zerolo porque, a pesar de algunos errores, reiteramos que ha sido un buen alcalde que ha sabido defender los intereses de Santa Cruz y de Tenerife, al igual que los de Canarias durante su etapa como consejero de Turismo del Gobierno regional, como no lo han hecho otros políticos que van por la vida de "llaneros solitarios" contra la corrupción y el mal gobierno. Sin ánimo de echar balones fuera, le recomendamos a alguno que otro una mirada a lo que está sucediendo en sus respectivas formaciones políticas.

No es el momento del consabido "y tú más" -antes se decía aplicar la política del ventilador-, sino de hacer una reflexión a la que llevamos invitando a los canarios desde hace semanas. Las leyes hay que cumplirlas. Si alguien no está de acuerdo con ellas siempre tiene al alcance de su mano -mucho más si es un político- iniciar los trámites parlamentarios oportunos para cambiarlas o incluso para derogarlas. Como señala José Miguel Barragán, secretario general de CC, Zerolo no ha sido condenado por un delito de corrupción sino de prevaricación administrativa. Sin embargo, es obvio que ha sido condenado. Más aún, tiene otros casos pendientes. Tampoco es nuestra intención decirle lo que debe hacer, pero intuimos que los ciudadanos no verían con buenos ojos su permanencia en la actividad pública. Decimos esto con todo el dolor de nuestra alma porque hablamos de un amigo y de un político, insistimos, muy valioso, pero no puede ser otra nuestra postura; no podemos tener dos varas de medir. Atrás deja Miguel Zerolo, como decimos, una labor difícil de superar, su mejor decisión ha sido la de dimitir.

Quisimos hacer referencia en nuestro comentario de ayer a la buena noticia de un aumento en las ventas y en la contratación de personal en el pequeño comercio. Crean nuestros lectores que teníamos la sana intención de seguir en la misma línea durante este mes vacacional por excelencia que comienza hoy. Una vez más queda de manifiesto que la distancia entre lo que deseamos y la realidad puede ser muy grande.

También es una mala noticia esa denuncia realizada por Cáritas acerca de que 50 personas duermen cada noche en las calles de Santa Cruz porque carecen de un mísero techo bajo el que cobijarse, o que el sueldo bruto de los canarios haya bajado el pasado año a los mismos niveles que tenía en 2008. Dos asuntos que esperamos desarrollar ampliamente en los próximos días.