Si pese al aumento constante del número de visitantes que llegan a las Islas el número de empresas en Canarias ha descendido hasta situarse en el que existía hace diez años, es evidente que el sector turístico no está creando riqueza. Esa es la primera conclusión. La segunda es que la crisis, incluso no yendo a más, todavía no ha quedado atrás. in empresas no hay empleo, sin empleo no hay ingresos, sin ingresos no hay consumo, sin consumo se merma el empleo... Un círculo vicioso que no logramos romper. Más bien que no logran romper unos políticos a los que benevolentemente calificamos solo de ineptos, porque si dijésemos lo que realmente pensamos de ellos, que es lo mismo que piensa la gente, es posible que tuviésemos que sentarnos una vez más en el banquillo.

Dijimos al comienzo de este mes que era aconsejable aprovechar unas semanas de descanso anual para reflexionar sobre nuestra situación. Argumentábamos que a la vuelta del verano Canarias estaría en una posición difícil si continuaban pendientes de resolverse los mismos problemas de antes. No pretendíamos que se solucionara ninguno de ellos en este período propenso a la escasa actividad; solo invitábamos a analizar sensatamente lo que nos está sucediendo y qué podemos hacer para salir del agujero. Agosto está a punto de concluir pero seguimos igual que al principio. egún datos del Instituto Nacional de Estadística que publicábamos ayer en nuestra edición digital, entre el año 2000 y el 2008 fue aumentando el número de empresas en el Archipiélago hasta llegar a 143.471. Iniciada la decadencia por la crisis, hoy en día tenemos las mismas que había en 2005: un total de 128.020.

Los malos datos vienen encadenados pues en gran medida unos son consecuencia de los otros. Así tenemos que el gasto mensual en pensiones contributivas de la eguridad ocial alcanzó los 8.042,9 millones de euros en agosto, el 3,1 % más que en el mismo mes de 2013, según dio a conocer ayer el Ministerio de Empleo y eguridad ocial. El importe más alto ha correspondido a las pensiones de jubilación (5.581,1 millones), seguidas de las de viudedad (1.468,2 millones), incapacidad permanente (852,4 millones), orfandad (121,5 millones) y en favor de familiares (19,6 millones). La pensión media de jubilación alcanzó los 1.001,9 euros mensuales, un 2 % más que en agosto del año pasado. Los lectores interesados en ello pueden consultar la información completa en este mismo ejemplar de EL DÍA. Menos empresas equivale a menos ingresos y más gastos para las arcas del Estado.

e preguntaba ayer uno de nuestros articulistas por qué no hacemos en España lo mismo que Obama. Un presidente controvertido que, sin embargo, ha creado diez millones de empleos en su país desde que llegó a la Casa Blanca. Puestos a imitar a los norteamericanos, lo primero que debemos hacer es mimar a los empresarios. No se puede seguir considerando a los patronos como individuos avariciosos y cicateros que solo persiguen el beneficio propio en detrimento de los trabajadores. Las indemnizaciones por despidos necesarios, bien por falta de rendimiento del operario o porque las condiciones del mercado se han venido abajo, continúan siendo abusivas en España y en Canarias. El resultado es que por unos euros más que consigue cada trabajador cuya permanencia en la empresa es improrrogable se pone en peligro a la empresa en su conjunto. Desaparecida esta, se pierden no solo unos pocos puestos de trabajo sino todos.

Por eso los inversores extranjeros otra vez están huyendo de España. Compran deuda pública a un interés bajo porque el Gobierno de Rajoy está manteniendo los pagos a costa de una subida brutal de impuestos, cuya anunciada reducción para 2015 todavía está por ver. No se está invirtiendo en tejido productivo. Los empresarios se lo piensan dos veces antes de meterse en "aventuras" y los particulares que mantienen cierta capacidad de gasto prefieren ahorrar porque siguen viendo nubarrones en el horizonte. Este es el panorama que nos espera al regreso de las vacaciones. Una situación no muy diferente a la que dejamos atrás hace mes y medio, por mucho que se empeñe el Gobierno en sacar a la luz datos macroeconómicos positivos. No se trata de ser pesimistas, sino de urgir medidas. Y si quienes tienen en sus manos responsabilidades de gobierno son incapaces de adoptar las medidas adecuadas, ya sea por torpeza o por cobardía, este es el momento de que dimitan y dejen paso a personas más idóneas. Ni siquiera hace falta que esperen a las elecciones de 2015 porque cada día que pasa hacen más daño. Vana esperanza la nuestra; en este país no dimite nadie.