1.- Todos los cronistas de fortuna que en este mundo han sido también han vivido, en muchas ocasiones de su trayectoria profesional, la falta de temas de qué escribir. Yo algunas veces les he contado a mis desocupados lectores el drama del escritor que gira en torno a la ausencia de inspiración por inexistencia aparente de asuntos a tratar. Ahora se habla mucho de la supercavitación, que es un fenómeno hidrodinámico que permitiría, por ejemplo, poder navegar bajo el mar a la velocidad del sonido, que es distinta que la que alcanza el sonido en la superficie. Se podría cruzar el océano desde Los Ángeles a Shangai en unas dos horas; imagínense la gozada. Los chinos trabajan en ello y también, cómo no, los americanos. Cuando la guerra fría ya se hicieron ensayos sobre el asunto. Dicen que cada vez es más posible lograrlo. Dios mío, a dónde iremos a parar. Cuando la guerra fría, los americanos instalaron sonares en el fondo de los mares canarios para detectar el paso de los submarinos soviéticos por nuestras aguas. Fue la U.S. Navy la que avisó a España de la inminencia de la erupción del Teneguía, en 1971, detectados los primeros movimientos por esos sonares.

Aquello de los sonares y el volcán fue una novedad. Imagínense ahora lo de la supercavitación. Puede ser el gran descubrimiento del siglo, aunque me da que este siglo va a deparar muchos acontecimientos, algunos deseables y otros no. Ya está empezando a ser convulso, sobre todo en el aspecto bélico (Estado Islámico) y sanitario (ébola). Casi nada. Todo se desborda y todo se complica. Y lo peor es que las profecías se están cumpliendo. Lo del Estado Islámico fue anunciado por los profetas y también la invasión a Occidente, en lo que puede considerarse la última guerra. Hasta estos golfos quieren matar al papa.

3.- Al final me ha salido el artículo, pero de milagro. Porque si tedioso fue agosto me da que septiembre nos va a matar de asco, a no ser que la cosa se anime más pronto que tarde. Occidente es la gran culpable. La permisividad con otras culturas que no son precisamente un modelo de tolerancia trae estos lodos. ¿Quién toma medidas contra los radicales, y cómo, infiltrados como están en todos los estamentos de los países donde los han dejado vivir sin que se adapten a la forma de vida de Occidente?

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