Para muestra un botón: "Las solicitudes de ayuda a los servicios sociales crecen un 87%". Así titulábamos ayer una noticia en la que informábamos de que un informe del Consejo General del Trabajo Social destaca que la demanda de todo tipo de prestaciones sigue al alza en las Islas y que, sin embargo, el personal se ha recortado en un 45%. Más grave resulta aún que el 66,7% de las solicitudes de ayuda registradas en el Archipiélago lo sean por razones de pobreza o exclusión. Aunque demos por cierto que estamos saliendo de la crisis, los efectos de la recesión siguen patentes entre los sectores más desfavorecidos. También es grave, por las consecuencias que implica, esa reducción del 45% del personal dedicado a los servicios sociales. Más necesidades que cubrir pero menos manos para atenderlas.

En sentido contrario, deberíamos considerar una buena noticia el que los comedores escolares tengan 2.300 plazas más que el año pasado y que el consejero de Educación del Gobierno autonómico, José Miguel Pérez, anuncie que continuará el programa de desayunos en los niveles de Primaria y Secundaria. Una buena noticia para las familias sin recursos pero también un estigma para la sociedad canaria: un país desarrollado no se caracteriza precisamente por tener que emprender acciones generalizas contra el hambre, pues de eso se trata. Las colas del hambre siguen existiendo, aunque de manera encubierta. La crisis, lo reiteramos, no se ha superado.

Sin dejar el tema de la pobreza, citamos los temores de Nueva Canarias de que se produzca un descalabro social por los nuevos recortes. Considera este partido que si se materializa el nuevo tijeretazo anunciado por Mariano Rajoy, cifrado en unos 50.000 millones de euros para el período 2015-2017, habrá más paro, más pobreza y peores servicios públicos, profundizando aún más en el menoscabo social causado por las anteriores políticas de austeridad. En definitiva, peores condiciones de vida para trabajadores, clases medias, jóvenes, mujeres y pensionistas.

Las ayudas sociales son imprescindibles en momentos de crisis pero no pueden ser un remedio permanente para un amplio sector de la población. Volvemos al viejo consejo de que es mejor enseñar a pescar que dar un pez. Esto último resuelve el hambre de un día; lo primero resuelve el hambre para toda la vida. Enseñar a pescar significa preparar a la población desempleada para que pueda acceder cuanto antes a un puesto de trabajo remunerado y también, no nos cansaremos de repetirlo, establecer las condiciones necesarias para que las empresas puedan prosperar y los empresarios contratar. Ayer, viernes, informaba el Gobierno central de que el déficit público ha bajado un 13% debido a un aumento del 7,3% en la recaudación de impuestos. Casi 8.000 millones de euros más en los siete primeros meses de este año que en el mismo periodo de 2013. La recaudación por el IRPF ha subido un 5,3% en toda España. A pesar de que sigue aumentando el déficit de la Seguridad Social, los datos son buenos porque confirman que salimos de la crisis pese a que sus consecuencias, como decíamos al comienzo de estas líneas, las van a padecer muchísimos ciudadanos durante bastante tiempo.

Datos positivos que deberían llevarnos directamente a una reducción de impuestos más amplia que la anunciada hace unos meses por el presidente Rajoy para el año 2015. Más reducción y también antes porque el próximo año puede ser demasiado tarde para muchas empresas que se están tambaleando al borde del precipicio. La diferencia entre desaparecer tragadas por el abismo o poder resistir hasta que lleguen tiempos mejores puede estar en moderar o no la fuerte carga fiscal y de obligaciones en cuanto a derechos laborales que siguen soportando. Debería entender el ministro de Hacienda que siempre es mejor cobrar poco que nada, máxime si consideramos que una empresa fracasada supone cierto número de nuevos desempleados con derecho a cobrar prestaciones. Es decir, una vuelta más en la espiral que llevamos varios años recorriendo camino del agujero. Lo repetimos: hoy todavía estamos a tiempo, pero mañana puede ser tarde. Si queremos que no se sigan incrementando las solicitudes de ayuda a los servicios sociales tenemos que fomentar el empleo, lo que a su vez supone que existan empresas y empresarios motivados para contratar. Actuar en materia de impuestos solo por intereses electorales no es lo que necesitan ahora mismo -ni nunca- España y Canarias.