Que la sorpresa nos sorprenda. Que no se atrinchere en los brazos de las modorras y de los cambalaches y que sea capaz de brincar por portillos, paredes y contrargumentos instalándose allí donde la perplejidad aun no ha acabado de asimilarse. Y, ademas, pudiera acontecer que los pueblos cansados de tanto discurso romo se incorporen a la novedad, a lo que han soñado y nunca han podido conseguir, porque han sido engañados. Porque se ha intentado tratar a la gente como colegiales y bajo el imperio del ordeno y mando. Y los pueblos, como no han perdido la memoria, no perdonan y pudiera ser que, cansados de palabras huecas y sin sentido, vuelvan sus oídos hacia otros discursos mas consecuentes, pero siempre con la duda de que esto sea así.

Bien pudiera suceder que la historia en su continuo devenir y en las incertidumbres que reflejan sus páginas, se detuviese en algunos lugares, relatara nuevos argumentos, aunque fuera en los paisajes de siempre, y rescatara de las mazmorras oscuras las voluntades ya casi exiguas que sobreviven porque las alimentan el miedo y el soborno.

Si los pueblos desde su sabiduría de siglos recordaran quien es quien y donde está el lugar de cada uno, saldrían a flote, dejando en la cuneta de esa pobre historia, escrita por personajillos de sainete y de pandereta, los resabios y las melindres de los que tienen el ansia de poder a cualquier precio, sin darse cuenta, porque viven de la ignorancia, que serán esas mismas ansias las que los devorarán sin apenas darse cuenta y de un día para otro.

Cuando te rodeas de dragones y estás en la madriguera, que crees es el centro del universo, te quedas en la antropofagia y sin saber donde se ubica el centro de gravedad de ese universo que se te escapa de las manos.

Por eso, en un afán de desesperación, invocan al pueblo, y que todo se hace por él, que hay que bajar a la calle aunque se continúe en el reino de Babia. Pero los pueblos, algunas veces bien pudiera ser, toman decisiones tajantes e imprevistas que incomodan cogiendo con el paso cambiado y quitan el sueño a más de uno.

De ahí que está todo por ver. En estos momentos, la sociedad perfila nuevos espacios de convivencia y con pronunciamientos soterrados en las cuestiones vitales, como una de ellas, es la política, y perdonan movimientos espurios pero, como hemos mencionado, la memoria no se pierde, está latente en una conciencia que es difícil cuantificar pero que surge, como un aldabonazo poniendo a la historia y a sus personajes en la cruda realidad, la cual unos aplaudirán y otros se esconderán por haber desconfiado de si mismos, y de sus promesas vacuas.