Les quedó el resquemor a los señores de Las Palmas cuando consiguieron la división de Canarias en dos provincias, un ya lejano año de 1927, de que la suya solo tuviese tres islas frente a las cuatro que formaban a partir de ese momento la de Santa Cruz de Tenerife. Desde entonces han querido incorporar el islote de La Graciosa como una isla más. Así quedaría la cosa equilibrada y se les suavizaría otro sarpullido, teniendo en cuenta que esto, al parecer, va de enronchamientos. Patético proceder que, pese ser un disparate de los pies a la cabeza, va camino de materializarse.

El Parlamento autonómico exhortará al Gobierno regional, por medio de una Proposición No de Ley, a incluir en el próximo Estatuto de Autonomía una clara mención de La Graciosa en la que esta sea reconocida como isla habitada. La proposición ha sido suscrita por todas las fuerzas políticas y, según publica el diario Abc, ya ha sido registrada y supone también que esta "octava isla" cuente con más autonomía. De momento seguiría adscrita administrativamente a Lanzarote, aunque se pide al Ejecutivo regional a que, sin perjuicio de que siga perteneciendo al municipio conejero de Teguise, se constituya una pedanía lo más pronto posible. Cabe pensar, y esto lo añadimos nosotros, que con el paso del tiempo también tendría ese islote un ayuntamiento como es debido y hasta un Cabildo. Un logro que mataría dos pájaros de un tiro. Por una parte hincharía aún más el globo de la grandeur canariona y por otra pondría en el mercado de las colocaciones unos cuantos puestos políticos más para no dejar tirado a ningún amigo o allegado.

Si no tuviésemos más de 350.000 parados, si no persistieran las colas del hambre y la emigración de nuestros jóvenes, si no hubiese listas de espera en los hospitales, si no tuviesen que emigrar nuestros jóvenes mejor preparados ante la imposibilidad de encontrar trabajo en su tierra y, sobre todo, si Europa no estuviese reduciendo entidades de la administración pública en vez de aumentándola, si no concurriesen todas estas circunstancias el asunto sería para reírse. Sin embargo, esto no nos hace ninguna gracia; más bien nos echamos las manos a la cabeza. Nos alarmamos porque, entre otras señales de alarma de que todavía seguimos en plena crisis, hace dos días el Banco de España advertía de que la incipiente recuperación económica puede truncarse en lo que queda de año. El consumo familiar se situó en los meses de julio y agosto de este año en un nivel inferior al del segundo semestre.

Es un mal dato debido a la fuerte dependencia del consumo que tiene la economía española en general y la de Canarias de forma particular. Una señal añadida, por lo demás, de que esa tan anunciada recuperación no está llegando a los ciudadanos. Menos mal que por lo menos vamos a tener otra isla no tan menor en el mapa político de nuestra geografía.

También hay noticias buenas en el terreno económico, como una que adelantábamos ayer en nuestra edición digital: el número de trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo en Canarias, autorizados por las autoridades laborales o comunicados a las mismas, bajó un 72,8% en los siete primeros meses del año en comparación con el mismo periodo de 2013, hasta sumar 1.707 afectados. ¿Se ha detenido la destrucción de empleo? Ojalá.

Por lo demás, el Gobierno de Canarias aprobó ayer dos decretos que regulan la consulta sobre las prospecciones. Uno de dichos decretos regula la organización y funcionamiento del Registro de Participación Ciudadana y el otro las consultas a la ciudadanía en asuntos de interés general del Archipiélago. ¿En qué acabará todo esto? Mucho nos tememos que en nada bueno. Nuestra postura al respecto ya la conocen nuestros lectores sobradamente, por lo que no consideramos necesario reiterarnos. Tan solo un apunte para el presidente del Gobierno autonómico, si es que a estas alturas nos permite darle un consejo: si de verdad quiere aprovechar los meses que le quedan para salir por la puerta grande y con la cabeza alta, o al menos para no salir por la puerta de atrás a escondidas para que la gente no lo abuchee, que se deje de brindis al sol y de otras tonterías porque, si de lo que se trata es de estar ocupado, tiene muchísimos problemas para entretenerse.