Si le hacemos caso a José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo del Gobierno de España, más o menos por la misma fecha en que Paulino Rivero quiere celebrar la consulta sobre las prospecciones estará el barco contratado por Repsol perforando el lecho marino en busca de hidrocarburos. El presidente del Gobierno regional dio a conocer ayer tanto la fecha de dicha consulta -el 23 de noviembre- como el texto de la pregunta: "¿Cree usted que Canarias debe cambiar su modelo medioambiental y turístico por las prospecciones de gas o petróleo?". Podrán votar los mayores de 17 años -la edad mínima para participar en las elecciones es de 18- que se apunten en el registro de participación ciudadana. Como no sabemos quién controla ese registro, cabe pensar que esta especie de referéndum no tiene más validez que una encuesta de opinión, con la única y distintiva característica de su amplitud. El coste, como siempre, saldrá del bolsillo de los contribuyentes.

No creemos que las prospecciones pongan en peligro el modelo turístico y medioambiental de Canarias. Así lo hemos manifestado en repetidas ocasiones. Sin embargo, lo más lamentable es que cada día estamos más lejos de un entendimiento entre el Gobierno autonómico y la Administración del Estado. Eso se refleja en las inversiones, raquíticas, que nos asigna el Ejecutivo de Rajoy en los Presupuestos generales del Estado.

Decíamos en nuestro comentario de ayer que no tenemos políticos con la altura suficiente para plantear posturas de fuerza en Madrid. Y decíamos también que no nos referimos solo a los políticos de CC. También están los del PP y los del PSOE, desgraciadamente más pendientes de no caerse de las listas electorales el próximo año que de velar por los intereses de su tierra. Esperemos que el pueblo canario no se equivoque cuando llegue la hora de volver a votar. Falta contundencia -contundencia y firmeza no es lo mismo que violencia-, pero también echamos de menos la imprescindible mano izquierda para sacar algunos beneficios por la vía de la negociación personal. Sabemos que Rivero tiene buenas relaciones políticas en Madrid. ¿Por qué no utiliza su agenda en vez de buscar una confrontación perpetua que, a la vista está, no conduce a nada? Pues, porque lo que ve la gente no es esa gestión silenciosa entre bastidores sino el falso heroísmo; la aparente lucha triunfante del pequeño contra el grande en un nuevo -pese a lo muy repetido- episodio de David contra Goliat. Muy propio para películas de superhombres pero muy poco práctico a la hora de generar trabajo para los cientos de miles de canarios que siguen en paro.

Por eso vamos a continuar enfrentados con Madrid a cuenta de la consulta y de lo que sea menester. Todo menos negociar que una parte sustancial de los beneficios del petróleo, si los hubiese, se quede en Canarias.

Ya que hablamos de empleo, es una buena noticia que el número de personas inscritas como demandantes de trabajo haya descendido en las Islas. Oficialmente hay en Canarias, ahora mismo, 266.637 parados; 17.435 menos que en septiembre de 2013, aunque apenas 31 menos que en el mes de agosto de este año. En toda España hay 4.447.650 personas desempleadas; 19.720 más que en el pasado mes de agosto. Nos referimos a quienes se han inscrito como demandantes de empleo. Los datos que arroja la Encuesta de Población Activa son más altos.

Sea como fuese, seguimos con simples oscilaciones en un sentido u otro. Dice Mariano Rajoy respecto a que el mercado laboral se mueve en una dirección distinta a la que ha seguido durante los años anteriores. Preferimos creer en sus palabras que dudar de ellas, aunque al final caemos en la misma duda de Santo Tomás. Sobre todo porque lo que seguimos viendo en la calle no termina de encajar con esas cifras macroeconómicas que esgrime el Ejecutivo central -a veces también lo hace el Gobierno de Canarias- para convencernos a todos de que estamos saliendo de la crisis con paso firme.

Al final, un paso hacia delante y otro hacia atrás sin que nadie quiera ir más allá en políticas que favorezcan a los empresarios. Esos empresarios de los que el renovado presidente de la CEOE-Tenerife, José Carlos Francisco, ha dicho acertadamente que no son el problema sino la solución.