Al comienzo de la crisis del ébola, se dijo que el turismo iba a quedar comprometido en España, pero afortunadamente tan solo fue una especulación de primera hora. Lo que fue una alarma también pudo haber sido una contingencia imprevista en todos los estudios del modelo canario del turismo, pero que pudo tocarnos con consecuencias muy negativas durante tiempo, como una crisis por vertidos de petroleros en su tránsito por Canarias u otra que ahora no sepamos.

Hechos no generados en nuestro territorio y sobre los que no tenemos ningún control pueden afectarnos frontalmente. El sociólogo Ulrich Beck ha definido, por eso mismo, a nuestra sociedad actual como del riesgo,

Seguramente el absurdo de la pregunta de la consulta sobre las prospecciones petrolíferas, lejos de ser un hecho fortuito (pero absurdo), no sea más que el corolario del debate en cuestión. La ridícula pregunta está a la altura del dilema filosófico tramposo creado. Digo filosófico porque no es lo mismo votar la extracción del petróleo o no (cuando se sepa si hay) que quedarse en la posibilidad de poder llegar a hacerlo o no. Porque, instalados en esa lógica -y lo que es mucho peor, mentalidad- de manera impecable, se podría consultar incluso nuevas condiciones previas.

Gracias a este dilema tramposo el Gobierno canario ha hecho que todos los focos se dirijan a un escenario de comedia del que es protagonista absoluto. Al punto que se escenifica un pulso y desafío al Gobierno central sin la vergüenza de que se esté plagiando el entremés catalán. Es la forma de tener protagonismo y dar señales de vida, estar en el candelero, no solucionando problemas, sino creándolos.

En lugar de la broma y la ironía que merecía el conjunto de la representación, los entornos de la "política" se tomaron en serio el dilema filosófico relativo a la centralidad de las condiciones de posibilidad, por lo que se buscó la equidistancia, el ceñudo pensar sobre la conveniencia técnica científica de si explorar las prospecciones o no. Apenas sé que se rechazara el dilema por nada serio, evasivo, tramposo, fraudulento u oportunista, sustraído a la mera virtualidad de un proyecto. Pese a todas esas fallas, se apelaba a los encofrados de informes, estudios, planes, jornadas, monografías que pueden atesorar los sótanos de las administraciones públicas de Canarias, que seguramente no difieran mucho unas de otras, y establecidas algunas variantes, tampoco se alejen en sus conclusiones. Tenemos la sospecha de que ese marco teórico de comprensión son análisis o resúmenes que siempre van a la zaga sobre surcos ya muy transitados.

El gobierno y sus expertos ya certificaban que apenas se iba a crear empleo con el petróleo y peligraba el modelo de economía hostelera. Se sigue pensando en términos de "Cabildo y planificación". Quizá en una economía global los viejos informes sean lo primero que estén contraindicados y toda una mentalidad enquistada en las fuerzas vivas, que sería vital enterrar. Igual el empleo no sea ya un cálculo previsto en los sótanos administrativos, sino uno de los vectores de potencial discontinuo que sea imprescindible desencadenarlo, estando preparados para aprovechar y actuar en sus oportunidades. Una mentalidad acorde con la globalización, dejando de analizar el desarrollo conforme a los protocolos y estudios consuetudinarios.

Una enseñanza ya hemos extraído, aunque opuesta a lo que dijo hace poco un ilustre visitante: que el paro en Canarias no es sostenible. Ahora sabemos a ciencia cierta que vaya que sí es sostenible y va a seguir siéndolo siempre. Basta trabajar su financiación en Madrid o Bruselas, muy atentos para conjurar de raíz todo lo que perturbe este estatus quo.