1.- A la espera de que salte otra liebre, que saltará, la actualidad de este país gira en torno a dos asuntos, fundamentalmente: la crisis del ébola y las tarjetas de crédito de los chorizos de Bankia/CajaMadrid. Lo demás no existe, ¿Hay quien se acuerde de ? La actualidad, en un país inconsistente, es también efímera. Pero en Canarias, que a veces no es España, las preocupaciones son otras. Aquí interesan mucho menos las cosas del godo que allá. Aquí nos interesa más que el Estado no nos putee y que Soria se acuerde de que es canario y no pase tanto tiempo pensando cómo joder al isleño. Porque un ministro de aquí que no permita que el Estado sea generoso con Canarias, para arrinconar a su pueblo y que no vote a los otros en las elecciones, qué quieren que les diga, me parece muy mal. Y eso que a mí Soria me cae bien, pero su comportamiento no me gusta nada.

2.- Un día voy a escribir la historia de las putadas que le hicieron a Miguel Concepción para que no pudiera poner en marcha otra vez su compañía aérea, Islas, cuando le habían dicho que le renovarían la licencia y que todo estaba bien. Voy a contar quién presionó para que le retiraran a Islas el permiso para volar y a cambio de qué. Ustedes se iban a llevar las manos a la cabeza porque me da que los comportamientos de la administración y de algunos empresarios canarios fueron, incluso, mafiosos. Tengo todos los datos, los estoy ordenando, a ver si puedo publicarlos más pronto que tarde. No garantizo nada, porque me hacen falta algunas pruebas que no me han llegado.

3.- Ya ven, he logrado meter en medio una noticia canaria, que no sea el ébola y las tarjetas black, que son noticias lejanas, como los tacones de la película. La actualidad salta como las liebres y dura lo que un dulce en la puerta de un colegio algunas veces. ¿Quién se acuerda, repito, de , que ni siquiera puede pagar la minuta -salada- de mez de Liaño? Cuando los jueces se meten a abogados les cuesta muchos sudores desmontar lo que ellos hubieran decretado como jueces. Es decir, están jugando en campo contrario y con el árbitro también en contra. Es ley de vida: cada cual defiende lo suyo. A nadie le ha podido demostrar de dónde vino el dinero de sus cuentas en Suiza. Pero el dinero está ahí.

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