Nos alarma que el Gobierno de España, por mediación de su ministro de Hacienda, anime a las comunidades autónomas a aumentar los impuestos que tienen transferidos. Considera Cristóbal Montoro que las autonomías aún poseen margen para recaudar 1.678 millones de euros más si suben los tributos que pagan tanto ciudadanos como empresarios. Los impuestos susceptibles de aumento son, a juicio del Ministerio de Hacienda, el de Transmisiones Patrimoniales, el de Actos Jurídicos Documentados y el de hidrocarburos, además del relativo a determinados medios de transporte. Solo en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales -que siempre hemos calificado como muy injusto- estima el ministro Montoro que con un incremento del 10% se podrían recaudar 726 millones de euros adicionales.

Estamos ante una política fiscal muy distinta a la que están aplicando otros países europeos. Al dar a conocer los presupuestos para 2015, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, anunciaba el miércoles de esta semana una bajada de impuestos de 18.000 millones de euros, de los que 10.000 corresponden a desgravaciones para los trabajadores que ganen menos de 1.500 euros mensuales y los otros 8.000 en medidas a incentivar actividades productivas que lleven a la contratación de nuevos trabajadores. Dicho con más claridad, ayudas a los empresarios para que contraten.

Sabemos que predicamos en un desierto cuando incidimos en la necesidad de reducir la voracidad fiscal del Gobierno del PP, pero no por eso vamos a decaer en nuestro intento. Ya dijo en su día Camilo José Cela, y no fue el primero en observarlo, que en este país el que resiste triunfa. Es evidente que al Ejecutivo de Mariano Rajoy no le están saliendo las cuentas para cumplir con el límite de déficit público acordado en su día con la UE. Ayer mismo tuvo serias dificultades para colocar la emisión de bonos a diez y quince años. Tenía previsto colocar 3.500 millones de euros que al final se quedaron en 3.200. Eso ocasionó una caída fulminante de la bolsa de Madrid. Las otras plazas europeas no corrieron mejor suerte, pues los descensos fueron generalizados. Europa teme una tercera recesión y a nosotros se nos ponen los pelos de punta solo con pensar en las repercusiones que podrían tener una nueva crisis en el sector turístico; el único que está salvando a Canarias de la hecatombe.

No nos vamos a molestar en pedir el cese de Cristóbal Montoro como ministro de Hacienda. Sabido es que en España ni dimite nadie, ni se cesa a nadie. Al menos mientras se pueda mantener al amigo en el cargo sin demasiado desgaste para su mecenas o mentor. Ahí tenemos el ejemplo con Ana Mato, que sigue al frente del Ministerio de Sanidad pese a la descoordinación inicial que hubo con el asunto del ébola.

Sabían nuestros abuelos que cuando vienen tiempos malos no hay más remedio que apretarse el cinturón. Nuestros mayores sufrieron penurias que, afortunadamente, no ha conocido hasta ahora la generación actual. Deseamos que no lleguen a conocerlas, pese a que algunos de nuestros jóvenes ya han tenido que hacer la maleta y emigrar, al igual que ellos.

Hay que economizar, sí, pero ese ahorro no puede salir del bolsillo, ya muy vacío, de los trabajadores. Incrementar los impuestos y, de forma paralela, propiciar un descenso aún mayor de los salarios es lo peor que se puede hacer en estos momentos en los que el consumo parece que quiere repuntar en algunos sectores igualmente importantes para Canarias, como lo es la venta de vehículos.

El ahorro debe venir por la supresión de instituciones innecesarias -no nos cabe en la cabeza que se sigan manteniendo en este país más de 8.000 ayuntamientos- y de un reajuste serio en los emolumentos que reciben algunos políticos. No puede concebirse que algunos alcaldes cobren más que un presidente autonómico e incluso que el presidente del Gobierno central.

Acabamos con una nota luctuosa. Ayer recibimos la triste noticia de la muerte de Marcos Brito, alcalde del Puerto de la Cruz y uno de los grandes valedores de esta localidad en los últimos años. El primer edil portuense había renunciado ser candidato de nuevo a la alcaldía en las elecciones de 2015. Deja tras de sí una importante labor, no siempre reconocida por quienes jamás le perdonaron sus éxitos, en los numerosos cargos políticos que ha ocupado. Nuestras condolencias a sus familiares.