¿Cuántas personas se manifestaron el sábado en Canarias contra las prospecciones petrolíferas? Miles, según los titulares que leí ese mismo día por la noche en los diarios digitales, o en las ediciones digitales de los periódicos que se siguen editando en papel. ¿Cuántos miles? En Santa Cruz de Tenerife fueron 4.000 según la Delegación del Gobierno. Leo que en esta ciudad una gran ballena de tela de unos quince metros fue el punto de atracción de una marcha en la que abundaron las banderas independentistas y los gritos contra Soria y Repsol. Pues, qué bien. En Las Palmas salieron a la calle unas 8.000 personas (6.000 según la Delegación del Gobierno), más o menos las mismas que lo hicieron en Puerto del Rosario (reducidas a 2.000 por la Delegación del Gobierno), en Arrecife unas 9.000 (8.000 según datos oficiales), en Los Llanos de Aridane alrededor de 300, 250 (415 según los cuerpos y fuerzas de seguridad) en San Sebastián de La Gomera, 200 en Valverde de El Hierro y 150 en La Graciosa, islote elegido por Paulino Rivero para sumarse a la protesta.

¿Muchas o pocas? Hombre, cada una de esas personas es importante a título individual. Colectivamente comparadas con el total de la población residente en Canarias no llegan, con el más generoso de los recuentos, al 2 por ciento. Exiguo guarismo después de tanta batahola preparatoria en las semanas anteriores.

Conclusiones las habrá para todos los gustos, pero la aritmética es la que es. O los sondeos les importan a muy poca gente en estas islas, o media un abismo gigantesco entre en mundo real y el virtual de las redes sociales. Durante mucho tiempo los físicos teóricos sufrieron el síndrome de Pigmalión; aquel escultor que tras cincelar una estatua sumamente perfecta, llegó a pensar que era un ser con vida. Las teorías físicas son fotografías -o esculturas- a veces muy perfectas de la realidad, pero no son la realidad. Tampoco el mundo virtual puede sustituir al real. Llegamos a pensar que somos famosos e importantes porque tenemos una cuenta en Facebook y otra en Twitter con tantos o cuantos seguidores, pero a la hora de la verdad nos siguen conociendo únicamente en nuestra casa a la hora de comer. El machaqueo mediático contra los sondeos, o contra lo mal que se ha gestionado el ébola, o contra cualquier político por cualquier tema, nos induce a pensar que todo el mundo está pendiente de esos asuntos. Huelga decir que no es así. La prueba -una más- la hemos tenido el sábado.

Como hasta el más humilde ser de este valle de lágrimas tiene derecho no ya a quince minutos de fama, pero sí al menos a 15 segundos, en el telediario de las ocho pusieron unas imágenes de las manifestaciones canarias. Casi pasé vergüenza ajena. En cualquier localidad peninsular sale a la calle muchísima más gente por cualquier cuita. Y si no salen tantos, tampoco sale la noticia -permítanme que juegue con las redundancias- en un noticiero nacional. Si esta es la apuesta electoral de CC, les sugiero que vayan buscando otro eje de campaña.

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