A un sector de Coalición Canaria no le están gustando algunas de las últimas acciones políticas de Paulino Rivero. Consideran los críticos con el presidente del Gobierno regional y del partido que su actitud no ayuda a consolidar ese liderazgo que, por primera vez después de muchos años, les dan las encuestas a los nacionalistas. De momento se ufanan los líderes de esta formación de ser la fuerza más votada, pero al mismo tiempo son conscientes de que quedan muchos meses por delante. Tiempo más que suficiente para que las cosas cambien de manera radical, sobre todo si tenemos en cuenta que se avecinan tiempos complicados. Hay síntomas de recuperación pero continuamos vislumbrando nubarrones en el horizonte, esta vez en forma de posible recesión europea.

Piensan los detractores de Rivero que no era el momento adecuado para poner sobre la mesa un asunto como la cosoberanía. Ni siquiera están seguros de que sea esa la mejor opción para el futuro de las Islas, pese a que todos abogan por conseguir un mayor autogobierno. El planteamiento es simple y concreto: Canarias posee singularidades suficientes parta recibir un trato diferente al de las demás comunidades autónomas. En esto hay plena coincidencia, al igual que en la postura contraria a los sondeos petrolíferos y, de manera especial, en una crítica sin paliativos al desprecio del Gobierno de Rajoy, que ni siquiera se ha dignado a contestar la solicitud del Ejecutivo canario para celebrar la consulta. Sin embargo, nadie parece dispuesto, cuando menos por ahora, a adoptar planteamientos como los de CiU y ERC en Cataluña; una comunidad autónoma donde el debate continuo sobre la consulta soberanista del 9 de noviembre lleva meses paralizando decisiones importantes, entre ellas la aprobación de los Presupuestos para 2015.

Compartimos la opinión de que Cataluña está supeditada a un enfrentamiento total con Madrid por una parte, y a un pulso interno, por otra, entre Artur Mas y Oriol Junqueras. Una batalla para la que no vislumbramos claros ganadores pero sí una multitud de perdedores, como lo serán a corto, medio y largo plazo los siete millones y medio de catalanes. Unos y otros están creando falsas expectativas que no podrán cumplir. La frustración popular será grande. Habrá más miseria, surgirá el hambre y antes o después la Generalitat deberá incrementar los impuestos que tiene transferidos para enjugar su enorme deuda. Hambre y más impuestos fueron el detonante de la Revolución que le costó la cabeza a Luis XVI, a su esposa María Antonieta y a buena parte de la corte de Versalles.

No está dispuesto a dejarse arrastrar por un camino similar al catalán el nacionalismo moderado canario. No termina de arraigar la idea de abrazar el independentismo, pese a las numerosas banderas independentistas que se vieron el sábado en las manifestaciones contra los sondeos petrolíferos. De hecho, no se habla de independentismo sino de soberanía, compartida o no.

Esto por lo que respecta a CC. Ayer domingo era el día señalado por el PSOE canario para celebrar unas primarias que deberían determinar cuál de los tres aspirantes -Gustavo Matos, Patricia Hernández o Carolina Darias- será finalmente el candidato o la candidata socialista a la presidencia regional. Desconocemos el resultado a la hora de escribir este comentario. Ya tendremos tiempo de analizarlo, con todo detalle, en ediciones posteriores. Lo que sí nos sorprendió en la tarde del sábado fue la decisión de la dirección federal del PSOE de anular numerosas inscripciones de simpatizantes que iban a tomar parte en dichas primarias. Cerca de 4.000 de los 10.000 inscritos.

Nuestra opinión es que los responsables estatales de este partido han querido ser más papistas que el Papa. Han pretendido ser más demócratas que nadie y se han pasado. Carecemos de información exhaustiva sobre lo sucedido, pues el tema se sigue dilucidando internamente en los órganos de dirección del PSOE, pero los datos que hemos podido obtener señalan un presunto fraude en el momento de inscribir a esos simpatizantes; es decir, a personas que sin estar afiliadas al partido pueden votar en las primarias a cambio de pagar dos euros como ayuda a la gestión de los trámites. Alguien no se explica, por ejemplo, como puede haber hasta 1.000 simpatizantes en una población cuya agrupación local apenas tiene 300 afiliados. Esperamos y deseamos que este embrollo se aclare en las próximas horas porque el PSOE es un partido importante para España y para Canarias.