1.- El mal de este país no es la mamandurria de Rato, Blesa, Bárcenas, los del ERE de Andalucía y toda la basca. El mal de este país reside fundamentalmente en el cortadito, que es un laboro interruptus de la mayor consideración. Porque la media del cortadito entre los empleados públicos es de tres, con sus honrosas excepciones, y la media de desayunos en el sector privado es de dos, así que cortadito más desayuno supone un rubor para la cosa pública y la cosa privada, de una manera indistinta. Pero, no obstante esta inveterada obsesión por la salida cafetera, la cosa funciona, porque trabajamos más horas que los alemanes, aunque rindamos menos, quizá por el barraquito, el leche y leche, el leche condensada, el carajillo, el leche sola y el solo de máquina, el descafeinado de máquina, el descafeinado de sobre y así sucesivamente. Lo dice un estudio que he leído en no sé dónde y que me ha sorprendido. Qué dirá ahora el idiota del teutón que se apostó con un micro y una cámara a las puertas de un organismo oficial en Madrid intentando demostrar que los funcionarios son unos gandules inmisericordes. Pues no lo son y yo salgo en defensa de ellos. Porque a pesar de los cuatro cortaditos rinden mogollón. Y los organismos oficiales funcionan ahora bastante mejor que antes.

2.- Una vez hice un cálculo de lo que gastábamos los españoles en café y la cosa se disparó. Lo hice en la extinta Radio Burgado y aquello fue un cachondeo de llamadas y de gente a favor y en contra del cálculo, que arrojaba cantidades millonarias, no vayan ustedes a creer. El único funcionario realmente gandul que yo conocí fue aquel del Cabildo que estaba siempre de baja e iba a nadar al muelle, junto al Club Náutico, hasta que un día lo cogió un avión cisterna que repostaba agua para apagar un incendio y lo dejó sobre un pino de Las Mercedes, con aletas, tubo, gafas y bañador.

3.- La mamandurria nacional no está solo en los mamones profesionales, antes descritos, y en otros más, como algunos sindicalistas con tarjetas black y con más ínfulas que un perro dando del cuerpo. El auténtico chollo -para los bares- es el cortadito, primer deporte nacional, antes que el fútbol. Así que España sigue siendo diferente. Y que lo sea por mucho tiempo pues he ahí nuestra esencia en lo universal. Canarias no se libra.

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