Adelantábamos ayer en nuestra edición digital la noticia de que el 7 por ciento de los niños canarios de hasta nueve años viven en situación de pobreza severa y el 23 por ciento en relativa, según datos del Instituto Canario de Estadística dados a conocer por la consejera de Políticas Sociales, Inés Rojas. Añadió la consejera en el pleno del Parlamento autonómico que Canarias es la quinta región española en cuanto a los índices de pobreza infantil. Una prueba más de que nunca hemos exagerado al hablar de las colas del hambre. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así?, es la pregunta que nos hacemos un día más. En principio, hasta que nuestros políticos decidan dejar a un lado las tonterías de siempre y ponerse a trabajar de verdad para arreglar, si es que pueden, esta situación.

Un arreglo o solución que ya no puede venir de un único partido. Cada vez se hace más imprescindible la unificación de fuerzas porque nada se consigue, como decimos, manteniendo las disputas verbales entre unos y otros como si se tratase de meros juegos florales. En otros países, y no queremos citar las referencias de siempre, se produce una batalla electoral siempre que el pueblo es llamado a las urnas. Luego, concluido el recuento y establecidos los resultados definitivos, a nadie le importa llegar a los acuerdos que sean precisos no tanto para mantenerse en el poder o para conservar un puesto pagado con dinero público, sino para ofrecer a los ciudadanos el mejor servicio posible. Esa es la diferencia entre los países que funcionan y los otros, como es el caso de España, que continúan sumidos en la miseria y, de paso, hundiendo también en el abismo a regiones, como Canarias, cuyos habitantes podrían vivir mucho mejor si tuviesen capacidad para autogobernarse y contasen, además, con los políticos adecuados para adoptar sus propias decisiones.

Un ejemplo lo tenemos en el petróleo que puede existir -algo que todavía desconocemos con exactitud- en aguas próximas a Lanzarote y Fuerteventura. Ayer saltaba a los medios la noticia del hallazgo de hidrocarburos cerca de las costas de Sidi Ifni, a unos 200 kilómetros al noreste de Canarias. Falta por ver si esos yacimientos son rentables desde un punto de vista comercial. No obstante, desde ahora podemos decir que vamos por el camino de materializar nuestros más negros temores. Si al final aparece petróleo igualmente en las cercanías del Archipiélago, asistiremos impasibles a su explotación con una cara de bobos que nos llegará hasta los pies. Desde el primer momento hemos dicho que no era sensato oponerse a los sondeos porque, tarde o temprano, se van a realizar con nuestra aquiescencia o nuestra oposición. La presión de un país que gasta 100 millones de euros diarios -lo acaba de recordar el ministro de Industria, José Manuel Soria- en importaciones de gas y petróleo es demasiado fuerte para que se renuncie a unos posibles yacimientos por la oposición de unas Islas que, dicho sea de paso, solo suponen el 4,5% de la población y otro tanto del PIB estatal de España. Unas islas cuyos nacionalistas no han sabido imponerse en Madrid con la contundencia, por ejemplo, de vascos y catalanes, porque ha sido la suya una actitud principalmente sumisa. No estamos hablando de algaradas ni de rebeliones, pues siempre hemos defendido las vías pacíficas para conseguir lo que nos corresponde, pero sí de firmeza. Los últimos órdagos del presidente del Ejecutivo canario no son más que cacareos que apenas llegan a la capital española.

Por eso lo inteligente era negociar desde el principio. Un entendimiento al que el PP no ha dado facilidades, si bien eso es lo de menos en estos momentos. La realidad es que Repsol realizará los sondeos sin que esté amarrado ningún beneficio para Canarias. Si acaso conseguirán algunos contratos unas pocas empresas de Las Palmas. En Tenerife, como decíamos antes, con cara de pasmados.

Recibíamos igualmente ayer la noticia de que la auxiliar de enfermería Teresa Romero ha superado el ébola. Nos alegramos por ella, por sus familiares y por todo un país que sigue sin estar para demasiados trotes, sean sanitarios o de cualquier tipo. Por lo que respecta a Canarias, se vuelve a informar de que el Gobierno de España estudia todavía su respuesta a la petición de la ONU de usar el aeropuerto de Las Palmas para enviar material y personal humanitario a los países afectados por el ébola. Como hemos señalado en días pasados, estamos a favor de la solidaridad pero con las adecuadas medidas para que no vuelva a suceder lo mismo que ha ocurrido en Madrid con la citada trabajadora sanitaria.